El suicidio constituye siempre una conducta límite o extrema, pues una vez consumado, tiene un carácter irreversible y devastador. Aunque se intenten buscar causas que lo expliquen, no siempre se puede atribuir a una única causa determinada, sino a un conjunto de circunstancias, que pueden despertar las alarmas de los seres queridos. Casi siempre mencionar al suicidio en cualquier contexto causa cierta incomodidad. Es un tema del que las personas prefieren no hablar y mantener en secreto como esos temas que si no se exploran, entonces no existen. Pero en la actualidad la conducta suicida constituye un problema de salud mental importante con ramificaciones devastadoras por las implicaciones de sufrimiento que trae para familias y sociedades enteras. De ahí que se hace necesario hacer un alto para detenernos a pensar en una realidad tan dura como es que alguien considere interrumpir el curso de su vida por propia voluntad, sin contemplar otras alternativas de superación de conflictos o problemas. Es por eso, que se propone que cada 10 de septiembre, se conmemore el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. El objetivo de la fecha busca sensibilizar a las personas y sociedades en la importancia de actuar para minimizar un fenómeno complejo y muy presente en el contexto actual del mundo en que vivimos.
Pueden existir señales de alerta, en especial, cuando una persona se encuentra sometida a un cuadro depresivo profundo o padece una enfermedad mental no compensada (sobre todo mientras el cuadro depresivo se mantiene por más de dos o tres semanas). Otras situaciones que permiten sospechar se relacionan con cambios de patrones comportamentales, la falta de motivación y la presencia de ideas relacionadas con la muerte o la falta de proyección de futuro. No se pueden ignorar la existencia de otros riesgos asociados al consumo de drogas y alcohol o a factores predisponentes como intentos suicidas anteriores o antecedentes en la familia de conductas suicidas.
Sin duda, la comunicación de ideas relacionadas con la muerte, o las despedidas veladas de los seres queridos son señales inequívocas que invitan a tomar de inmediato acciones que permitan salvar la vida y recuperar el equilibrio mental. Las recomendaciones en cuanto a la prevención del riesgo suicida siempre comienzan por buscar ayuda especializada, no dejar sola a la persona en riesgo y evitarle el acceso a cualquier vía posible de cometer el suicidio.
El llamado que hace la OMS en este 2023 es a “Crear esperanza a través de la acción”, para destacar la necesidad de apelar a la acción colectiva para enfrentar un problema urgente. En contextos económicos y sociales complejos, tales como está viviendo la humanidad de hoy- y Cuba en particular- se torna más acuciante dotar a los individuos de estrategias personales de afrontamiento y apoyar el desarrollo de capacidades como la resiliencia y la tolerancia a la frustración, vitales para una mejor adaptación y superación ante las dificultades.