Inmortales e insuperables por su valor e intransigencia revolucionaria

Hoy se cumple el Aniversario 177 del Natalicio del mayor general Antonio Maceo y Grajales y 94 del comandante Ernesto Guevara de la Serna, dos héroes de la historia. Esta fecha es un privilegio para todos los cubanos, ya que se celebra con orgullo el homenaje a dos grandes hombres, que aunque en épocas distintas, marcaron su impronta como paradigmas de entereza y bravura para nuestro pueblo.

El Titán de Bronce, como también se conoce a Maceo, nació en 1845, en Santiago de Cuba, de origen campesino y heredero de una estirpe plena de entrega sin límites a la gesta liberadora, a la cual supo hacer honor, demostrándolo a través de su firmeza ideológica, su capacidad de mando militar y la característica de ser el general mambí que más heridas sufrió en los campos de batalla. Fue astuto y muy valiente, su proceder, hazañas, heroicidad y carácter le valieron para ser el protagonista de la Protesta de Baraguá. Vivió durante algunos años en Centroamérica, donde funda una colonia junto a otros revolucionarios. Al iniciar la Guerra del 95 se incorpora a la lucha y es protagonista junto a Máximo Gómez de la Invasión a Occidente. Disímiles fueron los combates en los que pudo hacer gala de todo su conocimiento sobre tácticas militares, salir victorioso y recuperar armamento tan necesario para los mambises. Desafortunadamente cae el 7 de diciembre de 1856. Su vida llegó a su fin en ese momento, pero su ejemplo perecedero nos guía hasta la eternidad.

El Guerrillero Heroico, sobrenombre dado al Che, nació en Rosario, Argentina en 1928.  Era un guerrillero internacionalista, político y médico. Se graduó de medicina en la Universidad Nacional  de Buenos Aires en 1953. Desde joven se dedicó a viajar por América del Sur, poniéndose en contacto con las desgracias de los desposeídos. Arriba a Cuba en la expedición del Yate Granma en 1956 junto a Fidel. Por su bravura encabeza la columna Ciro Redondo, que tomó la ciudad de Santa Clara. Al Triunfo de la Revolución es nombrado director del Banco Internacional y Ministro de Industrias. Era un torbellino incansable, machetero, obrero, diplomático, embajador de la verdad. Su vida trascendió brindando los más nobles sentimientos de rebeldía, honestidad y solidaridad. Deja atrás los cargos y a la familia para participar en la lucha insurreccional en el Congo. Es el jefe del grupo guerrillero que viaja a Bolivia, donde muere asesinado en 1967.

Leyendo solo lo expuesto anteriormente podemos ser testigos de la heroicidad de estos dos hombres de todos los tiempos que coinciden en su día de nacimiento, ambos se caracterizan por una voluntad a toda prueba, un valor extraordinario y un profundo sentido de la dignidad y  humanismo trascendiendo hacia la historia por los caminos de la inmortalidad.

 

Lic. Yisel Justi Tamayo