El 10 de mayo se celebra el Día Mundial del Lupus, una fecha para crear conciencia sobre la existencia de una enfermedad crónica y grave que afecta a muchos en el planeta y para resaltar la importancia de su atención en aras de brindarles una mejor calidad de vida. Una mariposa es el símbolo de este padecimiento porque uno de sus síntomas comunes es una erupción precisamente con una forma que se le asemeja. Para este año el lema seleccionado es “Demos visibilidad al lupus”.
Estamos hablando de una patología autoinmune, que va deteriorando de manera progresiva los tejidos del cuerpo. En lugar de defender al organismo de las agresiones externas, puede atacar a cualquier parte, incluyendo piel, articulaciones y órganos internos. Existen al menos cinco millones de personas alrededor del mundo que la sufren, ataca principalmente a mujeres en edad productiva. Sin embargo, los hombres, niños y los adolescentes también desarrollan el lupus y se manifiesta en edades comprendidas entre 15 y 45 años.
Se clasifica en tres formas clínicas, aunque en ocasiones puede cambiar de una a otra:
El lupus eritematoso cutáneo benigno: daña, por lo general, sólo a la piel y es la forma más frecuente.
El lupus eritematoso subagudo: afecta a la piel en forma de brotes y, ocasionalmente, hay afectación de otros órganos provocando dolores articulares y fiebre.
El lupus eritematoso sistémico (LES) es la forma más agresiva, creando un exceso de anticuerpos en el torrente sanguíneo que causan inflamación y dañan las articulaciones, los músculos y otros órganos.
No se conoce un solo factor determinante y exacto que provoque este trastorno, sino que se trata de un conjunto de desencadenantes: por ejemplo, los genes. No se clasifica como hereditario, pero sí existe una predisposición genética en algunas familias.
Los brotes pueden aparecer por la exposición al sol, a los rayos ultravioletas, el estrés y el trabajo intenso. Otros posibles causantes pueden ser las infecciones o la administración de algún medicamento como la penicilina. De acuerdo a ciertas investigaciones, se sabe que el embarazo y el parto pueden causar el brote de la enfermedad en algunas mujeres.
La persona que lo desarrolla debe adquirir un estilo de vida que le permita adaptarse a su situación, trabajar en una buena gestión del estrés y evitar sobre esforzarse. De esta forma, su calidad de vida mejorará notablemente. Para ello debe:
Informarse debidamente.
Disminuir la fatiga a través del descanso y reducir el nivel de actividad diario.
Tratar de minimizar el estrés.
Evitar la exposición solar directa y también las luces fluorescentes.
Pedir ayuda a sus familiares, amigos y profesionales de la salud cuando la necesite.
Si así lo desea, desarrollar nuevas aficiones y habilidades.
En la actualidad, no se conoce un tratamiento definitivo para la cura, pero existen medicamentos dirigidos a reducir y controlar los síntomas.
La situación que ahora impera a nivel global, producida por la pandemia de COVID-19, ha llevado a no tener siempre a disposición todos los medicamentos y cuidados necesarios para cada una de las otras enfermedades que se padecen; es por ello que siempre exhortamos a que se cumpla con las medidas de autocuidado, que propician en un gran porciento el bienestar. De igual manera, si conoce a alguien que padece lupus puede aportar su ayuda apoyándolo en lo que necesite y haciendo más visible este mal que afecta a muchos en el mundo.