El 24 de marzo recuerda la fecha de 1882 cuando el Dr. Robert Koch, médico alemán galardonado con el Premio Nobel de Medicina y considerado el fundador de la bacteriología, anunció el descubrimiento del Mycobacterium tuberculosis, bacilo que causa la Tuberculosis (TB), hecho trascendental que posibilitó el diagnóstico de esta terrible enfermedad infecciosa. El Día Mundial de la Tuberculosis se instituyó para educar al público sobre el impacto que tiene esta patología en el mundo, la importancia de su prevención y control, así como, crear conciencia sobre los problemas que impiden que avancemos hacia su eliminación urgente. Este año el lema es “Pongamos fin a la TB. El momento es ahora” y se desea con él comunicar que se acaba el período que nos habíamos propuesto para conseguir el objetivo, que es terminar con esta afección. La pandemia de COVID-19 ha retrasado los planes y el progreso del objetivo. El tiempo corre, unámonos.
Las naciones donde no se respetan la dignidad ni los derechos humanos son las que presentan mayor número de contagios, por eso, los esfuerzos se centran en eliminar los obstáculos que dificultan el acceso a la atención médica.
Aún existe un considerable número de personas que la contrae, y en muchas ocasiones no se diagnostica correctamente. Se calcula que una tercera parte de la población del orbe la tiene de forma latente; es decir, está infectada por el bacilo, pero aún no ha enfermado ni la puede transmitir. Cada día mueren más de 4.000 personas por su causa y aproximadamente 30.000 se contagian. A pesar de los avances, sigue constituyendo un serio problema de salud: en el planeta es la segunda causa de mortalidad producida por un agente infeccioso, después del Sida. Se estima que el mundo podría dirigirse a eliminarla si se mantiene y fortalece el apoyo de los gobiernos encaminado a la lucha contra la pobreza y la creciente desigualdad, además de incorporar en los programas de salud pública el acceso universal de la atención antituberculosa en general.
En Cuba, en el 2019, se alcanzó una tasa de 4.7 por cada 100 000 habitantes considerada la más baja del último quinquenio. Aunque constituye un logro, debemos tener en cuenta que los retrasos en la detección y el tratamiento generados por una pandemia que aún no termina suelen revertirse en un incremento del número de casos a muy corto plazo. El miedo al estigma que trae asociado pone a ciertas poblaciones en un riesgo más alto, impidiendo que las personas busquen atención médica o de seguimiento, lo que aumenta el riesgo de daños irreversibles y su contagiosidad.
Actualmente el país se encuentra en una fase de control satisfactorio, entre los que muestran mejores resultados en cuanto a la reducción de la muertes por esta dolencia y una incidencia menor o igual a 5 por cada 100 000 habitantes. El fortalecimiento del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis (PNCT), continúa siendo una necesidad de primer orden. Se profundiza en el enfrentamiento de sus determinantes y en su enfoque social, reforzando la integralidad dentro del Sistema Nacional de Salud, así como de la intersectorialidad, de modo que se corresponda con la situación actual de la enfermedad en vías de su eliminación como problema de salud pública.
Las acciones de educación sanitaria y de promoción de salud hacia la modificación de las determinantes sociales de la TB, son un pilar fundamental para el diagnóstico precoz y tratamiento oportuno, pues contribuyen a evitar su trasmisión y lograr una evolución favorable hacia la curación, además apoyan la aplicación efectiva de medidas de prevención enfocadas a alcanzar su pre-eliminación como problema de salud pública.
En Cuba existen condiciones para avanzar en la eliminación de la TB. La dirección del país trabaja activamente en la solución de problemas sociales. Se mejoran las condiciones de vida de la población en barrios con situaciones de vulnerabilidad y este contexto debe ser aprovechado para fortalecer las capacidades de prevención y control.
Los exhortamos a que si conocen que han sido contactos de alguien que la padezca, se acerquen a su médico, no escondan síntomas por miedo al estigma, al final eso solo retrasa y trae consecuencias negativas. Vamos todos a acabar con este mal: el momento es ahora.