El Día Mundial contra el Cáncer nació el 4 de febrero del 2000, en el marco de la Cumbre Mundial contra el Cáncer para el Nuevo Milenio, celebrada en París. Tiene como objetivo investigar y prevenir este padecimiento, mejorar la atención al paciente, aumentar la concienciación y movilizar a la comunidad mundial, acciones todas importantes a la hora de lograr progresos en la batalla contra este mal que se ha convertido en un importante problema de salud en todo el orbe.
Se conoce que es la segunda causa de muerte en la Región de las Américas, donde se estima que 4 millones de personas fueron diagnosticadas en 2020 y 1,4 millones murieron por su causa. Se pronostica que para el 2040 el número de pacientes que serán diagnosticados aumentará en un 55% (aproximadamente 6,23 millones), todo ello si no se toman medidas de prevención y control.
En Cuba al igual que en la Región de las Américas esta enfermedad ocupa el segundo lugar. En los hombres el primer puesto lo obtiene el tumor maligno de próstata y en las mujeres el de tráquea, bronquio y pulmón; seguido del de mama y cérvico-uterino.
Investigaciones científicas han demostrado que entre el 30 y el 50% de los diferentes tipos de Cáncer se evitarían si desarrolláramos un estilo de vida saludable. Este estilo comprende acciones como: evitar el consumo del tabaco y la ingestión excesiva de alcohol, mantener un adecuado peso corporal, realizar actividad física de forma regular, consumir una dieta rica en frutas y vegetales, practicar una sexualidad responsable, reducir la exposición a los rayos solares y a radiaciones ionizantes, entre otras.
Pero si ya existen diferentes síntomas y signos que llaman la atención, o ante cualquier cambio importante en la forma en que su cuerpo reacciona o se siente, se debe obtener una valoración profesional. Acuda de inmediato al médico de la familia para un diagnóstico temprano y oportuno.
Entre los síntomas o signos más comunes se pueden encontrar:
Cansancio o agotamiento extremo que no mejora con el descanso.
Pérdida acelerada de peso sin razón aparente.
Disminución del apetito.
Problemas para tragar alimentos.
Aumento de volumen en cualquier parte del cuerpo.
Dolor sin motivo aparente con empeoramiento.
Cambios en la coloración de la piel.
Tos o irritación en la garganta que no desaparece.
Sangrados inusuales.
Cambios en los hábitos intestinales.
Fiebre o sudoraciones nocturnas.
Dolor de cabeza con dificultad visual y pérdida del equilibrio.
Lesiones bucales que no curan fácilmente.
Como ve son fáciles de identificar, por ello le exhortamos a mantenerse atento a cambios en Ud. y en quienes le rodean, es muy importante que tenga presente siempre que este mal se puede prevenir, tratar y muchas veces curar.