Mensaje de Reafirmación Revolucionaria de Prosalud

Compatriotas:

Los últimos dos años vividos han estado caracterizados por cierres y restricciones y viviendo en situaciones y momentos muy duros. La epidemia de covid-19 nos zarandeó en toda nuestra vida cotidiana y además de los miles de enfermos, lamentamos la muerte de muchas personas, entre ellas familiares y amigos. Casi todas las familias cubanas hemos sufrido y pasado por ello. Pero hoy vamos controlando la pandemia, lo que permite retomar el curso, ritmo y estabilidad del país.

En medio de este contexto de salud la agresión imperial ha orquestado otra sinfonía malsana con apátridas nazis, disfrazados de pacifistas, que no son más que marionetas de la política agresiva y terca del gobierno de los Estados Unidos, en sus intentos acelerados e invariables, agudizados en los últimos meses, de generar condiciones de desestabilización interna, de alterar la tranquilidad y la seguridad ciudadanas, de dañar la paz social que nos caracteriza como pueblo, como nación y que intentan … “aguarnos esta fiesta” como expresara nuestro Canciller.

Quieren infundir miedo, confundir, engañar, que la gente tenga temor a asumirse como partidarios del socialismo, de construir una patria libre e independiente, pero nada ni nadie podrá desde afuera o desde adentro robarnos nuestra felicidad pintada con los colores de nuestra bandera. Ni el azul de nuestro cielo, ni el rojo de nuestra sangre derramada y mucho menos nos quitarán el blanco de nuestra bandera, de su estrella solitaria, de la paz que defendemos, de las mariposas mambisas y de la rosa blanca de Martí. Tampoco lo harán del blanco de la ropa que vestimos.

Por eso el lunes 15 de noviembre nuestros niños marcharán uniformados a sus escuelas, felices y tranquilos, con sus camisas blancas; el personal de salud con sus batas blancas y cualquier compatriota utilizará su uniforme compuesto de una prenda blanca. Incluso de blanco atuendo andarán las personas que la religiosidad les pide. El blanco es cubanía y patriotismo, no lo cambiaremos porque alguien quiera, tal y como lo dice Cándido Fabré:

De blanco viste el doctor,

De blanco las enfermeras,

No cambiaré de color,

Y menos por qué tú quieras.

 Me vestiré de blanco

Ardiente como este sol

Soy puro soy franco

Cambia tú si quieres de color.

Pero somos resilientes y nos vamos empinando como hijos de Mariana, porque al decir del Apóstol, “… la Patria es ara y no pedestal…”. “Si hubiéramos sido un pueblo débil, nos hubiéramos rendido. Pero en Cuba no hay espacio para la rendición. Con un pueblo como este no hay rendición posible” sentenció el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Defendiendo esas ideas es que nuestro pueblo se ha venido sobreponiendo y se abren expectativas, esperanzas y caminos para seguir adelante.

No obstante, aunque los resultados son alentadores, el desafío está en convivir con la enfermedad. La covid-19 no debe desaparecer, los científicos no tienen evidencias ni pronósticos cercanos que lo certifiquen.

Nos llena de alegría el reinicio del curso escolar, la apertura del turismo y el retorno a la vida laboral nacional traen buenos augurios para la economía, pero todo ello también trae retos al sistema de salud y dentro de ellos, a Prosalud, a la práctica de la promoción de salud y prevención de enfermedades.

Es un júbilo la vacunación, resultado de una política pública del Gobierno cubano, una demostración de la capacidad de nuestros compatriotas de la ciencia; su aplicación otro éxito combinado del sistema de salud, de la participación de los sectores y de la comunidad, pero enfrentamos una nueva normalidad, por lo que tiene que haber un nuevo comportamiento de las personas para con la protección de su salud.

Con todos y poniéndole corazón, podremos disfrutar, como dijo nuestro presidente: “una celebración ajustada a la nueva normalidad, pero digna del esfuerzo, la disciplina, participación y contribución de la inmensa mayoría de nuestro pueblo para que pudiéramos llegar a este momento”.

 Por todo esto y mucho más, Cuba Vive y vivirá.