“La hepatitis no puede esperar”, este es el tema del presente año en el enfrentamiento a esta enfermedad, que pide constante reforzamiento de acciones, específicamente para el 28 de julio tomado como Día Mundial de Lucha Contra la Hepatitis. Y es cierto que no se le puede ceder tiempo pues incluso durante la actual crisis causada por la pandemia que se está viviendo, cada 30 segundos fallece una persona por síntomas relacionados con las hepatitis víricas, que son definidas como infecciones que producen inflamación aguda en el hígado. Causada por 5 virus diferentes cada uno catalogado con una letra del alfabeto y mientras más alejado de la A se encuentre, mayor es el riesgo que acarrea la infección. La forma más común de contagio es insertando en nuestro cuerpo algún objeto contaminado con sangre de alguien que ya la posee, cosa que ocurre con frecuencia en personas que se tatúan, se hacen piercing, tienen varias parejas sexuales o comparten agujas para inyectarse drogas o cualquier otra sustancia.
Esta patología constituye un problema de salud pública a nivel mundial afectando a millones de personas cada año causando discapacidad y muerte por lo cual se precisa de una respuesta urgente y de avances en políticas que conduzcan a alcanzar las metas nacionales propuestas en consonancia con la visión global de su eliminación. Se estima que en el año 2015 había aproximadamente 250 millones de casos de hepatitis B en el mundo, principalmente en países como África subsahariana, Asia y las islas del Pacífico. Aunque hoy en día también ha proliferado en regiones de América del Sur, las zonas sur de Europa central y oriental, Asia y el Medio Oriente.
Con la celebración de la fecha, la OMS se ha planteado alcanzar varios objetivos a nivel, entre los que se encuentran, el reducir en un 90% la probabilidad de nuevas infecciones en cualquiera de sus presentaciones A, B, C, D o E y evitar el 65% de las muertes que acarrean año tras año. Metas que se han ido alcanzando gracias a charlas, tratamientos e investigaciones de laboratorio que llevan a cabo las instituciones de salud cada 28 de Julio.
Hay que trabajar cada día para que todos tengan acceso a los servicios de prevención, prueba y tratamiento de esta afección, fortalecer su vigilancia, reduciendo así la morbilidad y mortalidad.
También se vuelve necesario hacer un llamado: como se dijo anteriormente, las mayoría de las causas de contagio son perfectamente evitables, basta con que cada uno de nosotros ponga de su parte y podremos dar fin a tan doloroso padecimiento.