La vida a veces impone realidades que requieren de mucha fuerza para ser sobrellevadas. Las discapacidades de nacimiento o adquiridas son ejemplo de ello. Se puede destacar dentro de dichas situaciones: la sordoceguera. Esta es definida por profesionales cubanos como “una discapacidad que puede presentar un ser humano, al poseer de manera combinada una pérdida significativa o total de la audición y la visión, que genera una forma peculiar de comunicación con el mundo que le rodea, utilizando todos los analizadores conservados con énfasis en el tacto, lo que le posibilita a partir de sus potencialidades el desarrollo del aprendizaje, el lenguaje, la orientación y movilidad para su integración”, dicho de otro modo se encuentran privados de un sentido que compense otro, pero eso no imposibilita su desarrollo y comunicación con el entorno. Varios son los ejemplos de hombres y mujeres que se sobrepusieron ante esas dificultades, una de ellas fue la estadounidense Hellen Keller, tal fue su perseverancia en su superación y lucha por la integración social de estos seres humanos que resultó seleccionada su fecha de nacimiento, 27 de junio, como Día Internacional de las Personas Sordociegas. Ese es el momento del año donde se redoblan los esfuerzos para divulgar información sobre el tema. Tristemente la población no conoce mucho y eso conspira en contra.
Las causas son diversas, cualquiera de las dos patologías (ceguera o sordera) puede ser la de base desarrollando o profundizando después la otra. Y existen varios grados de complejidad del padecimiento. Es necesario resaltar que no debe concebirse como una limitación más la otra, sino como una tercera con identidad propia, por lo que se necesitan servicios que sean particularmente diseñados.
Al decir de Reinaldo S. Romeu Méndez, Coordinador nacional de personas con sordoceguera en Cuba, en su libro “Somos iguales pero diferentes” quienes presentan esta condición “piensan, sienten y reaccionan como todo ser humano, con aspiraciones y sueños, así como frustraciones, disgustos y gustan de tomar sus propias decisiones ante cualquier situación cotidiana, rechazando que otros decidan por ellos”, y como todo ser humano, tienen derechos y deberes, que en nuestro país son altamente reconocidos. Contamos con un Departamento Nacional para su atención y un programa constituido por las Asociaciones Nacionales de Sordos y de Ciegos de Cuba (ANSOC – ANCI), el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), y el Ministerio de Educación (MINED), cada uno juega un papel fundamental con tareas que velan, a todos los niveles, por su total bienestar que van desde garantizar el seguimiento y control de las acciones establecidas para su cuidado, e impulsar la solución de los problemas esenciales identificados, hasta contribuir al mejoramiento de su calidad de vida.
Tenemos dos escuelas en el país específicas para niñas y niños con estas características, una en la Habana y otra en Granma, en las demás provincias existen los maestros ambulatorios. La educación de estas más de 240 personitas juega un papel significativo porque va a enseñarles a comunicarse con el mundo que le rodea más allá de sus familiares convivientes y les brinda autonomía.
Como ejemplo de superación, valentía y para dejar atrás cualquier tipo de idea errónea que se tenga se comenta ahora de Yosvani Trujillo Arias, natural de Holguín, que padece dichas deficiencias sensoriales, graduado de fisioterapeuta que ha cumplido dos misiones internacionalistas brindando su poder de sanar a otros pueblos.
Si te cruzas o conversas con alguna de las más de 3100 personas con sordoceguera que viven en nuestro país o con sus familiares, recuerda que el buen trato, la tolerancia y la cordialidad deben primar en tu comportamiento. Vela por que la comunicación sea amena y no uses palabras que dañen su autoestima, más bien todo lo contrario. Si puedes publica en redes, sobre ellos en tono de avance y destacando sus potencialidades. Esas serán las mejores formas de celebración para el día y ellos lo agradecerán sintiendo como pequeños rayos de luz de cariño iluminan su mundo eternamente opaco u oscuro.