Celia Sánchez Manduley, la heroína de la Sierra y el llano, representa uno de los principales símbolos de la participación de la mujer en el proceso revolucionario de la isla. Nació en Media Luna, Granma, el 9 de mayo de 1920.
Desde pequeña estuvo influenciada por el pensamiento de José Martí y muy joven se vinculó a la lucha popular. Su padre, el doctor Manuel Sánchez Silveira, médico rural, patriota y martiano, que practicaba una medicina humanista, al servicio de los pobres, ejerció una gran influencia en la formación del carácter y la personalidad de su hija, marcada por el humanismo, altruismo, amor a la patria, preocupación por la historia y pasión por las causas del pueblo, estas fueron las más destacadas cualidades que se formaron en ella.
Norma, como también se le conoce, era uno de sus seudónimos en la gesta revolucionaria, fue una guerrillera ejemplar, una de las colaboradoras más cercanas de Fidel Castro. Fue la primera mujer que ocupó la posición de soldado combatiente en las filas del Ejército Rebelde y la principal promotora de la creación del pelotón femenino conocido como “Las Marianas”, en honor a «Mariana Grajales» en 1957. En 1962 fue nombrada Secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba y posteriormente fue Ministra de la Presidencia.
Cuando murió el 11 de enero de 1980, era miembro del Comité Central del PCC, Secretaria del Consejo de Estado y diputada del parlamento por el municipio de Manzanillo en la provincia de Granma.
El doctor Armando Hart Dávalos fue quien le brindó el calificativo de “Flor más autóctona de la Revolución” y los cubanos gustamos rememorarla de esa manera: auténtica, delicada, llena de pureza y cubanía.