No es secreto para nadie que, desde hace unas semanas, Cuba atraviesa los momentos más difíciles en el complejo y desigual camino de minimizar las afectaciones de virus que ha venido a tensar al máximo las capacidades sanitarias, económicas y sociales en el contexto nacional y global; pero también es un reto a nivel individual, cuando cada persona tiene la capacidad y el deber de adoptar comportamientos que garanticen el bien común.
Múltiples motivos tienen que ver con el empeoramiento de los indicadores nacionales de control de la enfermedad, incluyendo el efecto acumulativo del tiempo que llevamos conviviendo con el virus, lo que llega a propiciar cierta confianza y relajamiento, el desgaste y el cansancio en algunos y los deseos anticipados de alcanzar una “normalidad” en otros…todos son motivos, pero no disculpas para explicar un momento que ahora nos afecta a todos, pero que está en las manos de cada uno revertir.
Desde nuestro espacio personal estamos llamados a incorporar una serie de conductas sencillas, sobre las que se insiste constantemente, precisamente porque todavía continúan siendo la única manera efectiva de contener la enfermedad. Estas conductas son: mantener el distanciamiento físico, siempre que podamos y en todo momento y esta, probablemente, sea la medida más difícil de mantener, pues muchas veces contradice las dinámicas de estos días y nuestros esquemas de relación normales. Las otras medidas conocidas son: el uso de la mascarilla sanitaria o nasobuco siempre que estemos en cualquier espacio de contacto con otras personas y, en especial, si ponemos exponernos a cualquier exposición de riesgo. Por último, es imprescindible, mantener la higiene y lavado de manos, para evitar cualquier opción de entrar en contacto con el virus.
Estas medidas no son privativas de ningún grupo etáreo, son comunes para cualquier persona, y ojalá no fueran vistas por algunos como una imposición alarmista, sino como una posibilidad de proteger a las personas queridas, un momento perfecto para ejercer la solidaridad sabiendo que mis acciones también cuentan y pueden marcar la diferencia.
Autor: Lic. Geovannys Leal Duque