Cada año, cuando llega el esperado 5 de diciembre, se celebra el Día Internacional del Voluntariado. Así fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1985, con el propósito de celebrar los actos de caridad y el potencial de las personas que conscientemente entregan su dedicación y fuerza de trabajo sin recibir salario alguno.
Este año el lema anunciado para la acción este día es: “Con voluntariado, unidos somos más fuertes”. La campaña de la ONU dedicada al Día Internacional de los Voluntarios sirve para agradecer a voluntarios de todo el mundo y para destacar las dificultades y necesidades con las que se encuentran durante la crisis que ha generado la pandemia de la COVID-19.
Desde inicios del año 2020, cuando esta pandemia comenzó a propagarse por el mundo, los voluntarios han estado en primera línea de la respuesta, en el campo sanitario, comunitario y social, esto se ha divulgado a través de los medios de comunicación mundiales, que les han dedicado miles de titulares, reconociendo su labor por haber ayudado a proporcionar atención médica, a hacer la compra para los vecinos vulnerables o a llamar a las personas mayores que viven solas.
Esta es una ocasión única para reconocer su labor y dedicación, así como el de las organizaciones que los sostienen, para que celebren sus esfuerzos, con desfiles, ferias voluntarias, limpiezas grupales, donaciones de sangre, conferencias, exposiciones, recaudación de fondos, manifestaciones, talleres y eventos de reconocimiento, destacando sus valores de solidaridad y sensibilizando a las comunidades para que entiendan el aporte que hacen al mundo.
En Cuba los voluntarios en tiempos de Covid, también han escrito su historia, sobre todo jóvenes universitarios, artistas, los trabajadores del sector salud, ayudando a los ancianos a llevarles alimentos y medicamentos a las casa y pesquisando las viviendas con casos de gripe fiebre.
Un ejemplo de voluntariado cubano mantenido en el tiempo, de más de 20 años de resultados, han sido los que trabajan en la promoción de salud y prevención de enfermedades. En Prosalud contamos con un gran número de personas voluntarias, que han realizado su aporte, promoviendo salud, desde la cultura, el deporte, la música, la danza, el arte, las ciencias sociales, todos los sectores se han integrado a la respuesta.
En relación con las ITS y el VIH, una idea efectiva ha sido la de involucrar a personas seropositivas, para que expongan sus experiencias personales y sensibilizar a otras personas sobre la gravedad de la infección, se adoptó formalmente como principio en la “Cumbre sobre el sida”, celebrada en París en 1994. Un total de 42 países declararon que una mayor participación de las personas infectadas o afectadas por el VIH/sida constituye una respuesta nacional ética y eficaz a la epidemia. Muchos países, entre los que se incluye Cuba, incorporan en sus programas nacionales de respuesta al VIH a los grupos clave y a la población general que, formados como voluntarios, participan activamente en la prevención.
Cada año se forman en el país miles de promotores y consejeros voluntarios, se crean redes de apoyo que trabajan incansablemente en la respuesta al VIH mediante actividades educativas, de apoyo asistencial y comunitario, y desarrollan iniciativas de prevención para promover el autocuidado y la responsabilidad en los diferentes grupos sociales. El voluntariado brinda un espacio que permite a las personas desempeñar un papel social activo. Ser voluntario infunda un sentimiento de pertenencia comunitario y de bienestar, que les ayuda a mejorar la autoestima, la autoaceptación y el empoderamiento.
El propio ejercicio del voluntariado trasforma a quienes lo ejercen y genera mayor confianza, empatía, solidaridad, un sentimiento más profundo de realización personal, de autorresponsabilidad y nuevas aspiraciones profesionales. El voluntariado, entre los grupos clave —las personas con VIH/sida, los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), las personas que practican sexo transaccional (PPST) y la comunidad trans—, y los grupos vulnerables —de adolescentes, jóvenes y mujeres— contribuye a crear un clima de entendimiento acerca de la infección, la enfermedad y las personas afectadas por esta.
Trabajar como voluntario no es una tarea sencilla, pero sí es una actividad muy gratificante. Quienes ejercen este tipo de acciones, lo hacen principalmente por hacer de nuestro mundo un lugar mejor, y sin quererlo se vuelven agentes motivadores, impulsando a otros a querer hacerse voluntarios, logrando cumplimiento de las tareas encomendadas, porque “Con voluntariado, unidos somos más fuertes” .