Cada 16 de octubre desde el año 1979 se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, una celebración promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el claro objetivo de disminuir el hambre en el mundo, propósito que también busca la Agenda 2030 con su meta de hambre cero.
El viernes 16 de octubre de 2020, se celebra el Día Mundial de la Alimentación, que tiene como finalidad concienciar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Esta cobra mayor importancia dado que la gran mayoría de los países de todo el mundo sufren las repercusiones de la pandemia de COVID-19, por lo que este hace un llamamiento a la solidaridad internacional para ayudar a las personas más vulnerables a que se recuperen y para hacer que los sistemas alimentarios sean más sostenibles, robustos y resilientes a las perturbaciones creadas por esta enfermedad. Esto se debe principalmente a un cambio en la dieta de las personas, sobre todo de aquellas que residen en las ciudades.
El estudio de la FAO demuestra que en los últimos años la comida rápida ha desplazado en gran medida a la comida del hogar y no solo eso, también ha sustituido ingredientes importantes como frutas y verduras, por harina, azúcar, grasas y sal.
Esta realidad, sumada al sedentarismo propio de las profesiones disponibles en las grandes ciudades ha traído como consecuencia que la mala alimentación sea la principal causa de muerte y discapacidad en la actualidad.
En Cuba la producción Nacional de los Alimentos y la comercialización constituyen un área clave de la estrategia económica y social del gobierno cubano. Es la fuente principal de alimentación del pueblo y de acumulación para el desarrollo. En el país se impulsa el autoabastecimiento municipal de productos agropecuario, a partir de su implementación hasta el nivel del consejo popular, comunidades, unidades productoras y productores, de modo que haya mayor adecuación con la demanda local. Para tener mayores aportes en hortalizas, viandas, granos, frutas, ganado menor y acuicultura entre otros.
Para llevar una alimentación sana lo primero es apostar por las comidas hechas en casa y ayudar a los productores locales a seguir generando vegetales, frutas y verduras, realmente ricas en vitaminas y minerales. Además, debemos elegir alimentos más saludables para los niños. También se debe ampliar la gama de frutas y vegetales que conocemos, para ir descubriendo otras plantas que también aportan nutrientes al organismo. Por último, es imprescindible disminuir el uso de aceite y sal en la cocina, además de tener una rutina de ejercicios diarios.