Forjando un mundo más seguro y resiliente: gestión del riesgo de desastres

Gestión del riesgo de desastresLos primeros 20 años del siglo XXI han sido testigos de un “asombroso” aumento de las amenazas de origen natural y “casi todas las naciones” han fracasado en la prevención de la “ola de muerte y enfermedad” causada por la pandemia COVID-19, advierte la ONU en un informe publicado a propósito del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, que se celebra este 13 de octubre.

“El Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres de este año se trata de gobernanza. La buena gobernanza del riesgo de desastres se puede medir en las vidas salvadas, la reducción del número de personas afectadas por los desastres y la reducción de las pérdidas económicas”, señala el organismo en un comunicado.

Agrega que “la COVID-19 y la emergencia climática nos advierten sobre la necesidad de implementar una visión a largo plazo, con instituciones que planifiquen, que sean competentes y empoderadas, y que actúen en función de evidencia científica a favor del bien común”.

Esto requiere contar con estrategias nacionales y locales para la reducción del riesgo de desastres a finales de año, como acordaron los Estados Miembros de las Naciones Unidas cuando adoptaron el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres en 2015. Necesitamos estrategias que tengan en cuenta no solo los hechos puntuales, como las inundaciones y las tormentas, sino también las que respondan al riesgo sistémico generado por las enfermedades zoonóticas, las crisis climáticas y la degradación ambiental.

Unas buenas estrategias nacionales y locales para la reducción del riesgo de desastres deben ser multisectoriales, que incluyan políticas en áreas como el uso de la tierra, los códigos de construcción, la salud pública, la educación, la agricultura, la protección del medio ambiente, la energía, los recursos hídricos, la reducción de la pobreza y la adaptación al cambio climático.

Día internacional para la reduccion del riesgo de desastres

Si de algo conocemos bien los cubanos es de reducción de desastres, sobre todo en las últimas décadas, cuando se evidencia más aquel contundente vaticinio del entrañable Fidel Castro durante la Cumbre de Río de Janeiro el 12 de octubre de 1990: “…Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.

Previo análisis del probable impacto de fenómenos naturales en la población, así como en los principales objetivos económicos del país, la prevención siempre ha sido premisa en nuestro territorio. Desde 1986 se realizan anualmente los ejercicios Meteoro, que han permitido incrementar y comprobar la preparación, planificación y organización de las tareas de la Defensa Civil, en tanto contribuyen a mejorar condiciones para enfrentar peligros y minimizar daños humanos y económicos.

También es de gran valía el papel de los medios de comunicación, donde se articula toda una estrategia de divulgación que no abandona a la ciudadanía y, a pesar de las insuficiencias tecnológicas, crea vías para mantener a todos informados.

Las investigaciones científicas en la isla se perfilan cada vez más ante la inminencia de los efectos nocivos del cambio climático. Tengamos en cuenta que la temperatura media anual aumentó en 0,9 grados centígrados desde mediados del siglo pasado, se han incrementado las afectaciones por huracanes, se observan cambios en el régimen de lluvias y ascenso de 6,77 centímetros del nivel del mar.

En tal sentido se aprobó la Tarea Vida (plan del Estado para el enfrentamiento al cambio climático), iniciativa que comprende cinco acciones estratégicas y 11 tareas encaminadas a identificar zonas y lugares priorizados, posibles daños y acciones a acometer a corto, mediano y largo plazo. También presenta una gran fortaleza para prevenir y enfrentar estos eventos adversos que provocan daños no solo a la salud de la población sino también a la economía del país rectorado por el Estado Mayor de la Defensa, estrategias y acciones que involucran desde los   Consejos Defensa Provinciales, Consejos de Defensa Municipales hasta nivel de Consejos Populares enclavados en las comunidades de todo el país.