Violencia de género, otra de las caras de la Covid-19

Violencia de genero y Covid 19Indudablemente en Cuba se ha avanzado bastante durante los últimos sesenta años  en temas de igualdad social y de equidad entre  géneros.  Sobran ejemplos que nos ilustran acerca de la igualdad de oportunidades para todos los individuos, sin importar características tales como género, raza, religión u orientación sexual. Pero aunque el país y sus políticas se mueven hacia una posición más equitativa y que propician un marco de defensa de derechos, en lo referente  a la visión y actitudes individuales no siempre se han alcanzado los mismos resultados.

Múltiples factores confluyen a perpetuar comportamientos atávicos y a mantener vivas  conductas de dominación y sumisión hacia los más débiles o a los que socialmente y,  siempre desde esta visión, se les ha asignado un papel de dependencia. Entre estos factores se encuentran la visión cultural machista y patriarcal heredada de nuestro mundo occidental y de la herencia hispánica que contempla al hombre como un dominador y al que se le asigna una posición de poder siempre sobre la mujer.

No a la violencia de género

De esta forma se puede conceptualizar la violencia de género, como todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, económico o patrimonial  para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada

De manera general, la violencia de género casi siempre responde a un patrón aprendedido, que se transmite de una generación a otra, por lo que casi siempre se puede hablar de un inicio temprano, con el objetivo de mostrar dominación hacia la víctima.

La violencia y sus manifestaciones no son siempre las mismas, incluso cuando se dirigen hacia una misma persona, pues puede variar (psicológica, física, económica; etc.) .en su tipología, pero siempre será igualmente dañina y generadora de dependencia en la persona que la experimenta. Lo peor es que,  muchas veces, la violencia de  género es tolerada, justificada y naturalizada por la sociedad, la familia y la comunidad en general, que llegan a “normalizar” y legitimar estas conductas.

Para romper el ciclo perpetuador de la violencia, es imprescindible que la mujer entienda que está viviendo en una situación  de violencia y que interiorice en cuáles son las consecuencias tanto para ella como para sus hijas e hijos.

En los tiempos de la pandemia por la enfermedad COVID- 19 en que la vida de toda la especie humana se ha modificado a partir de una serie de medidas sanitarias para evitar la propagación y contagio, otros tipos de problemas se han visto asociados al desarrollo de la pandemia, uno de estos son las consecuencias del aislamiento social para la salud mental de los individuos y sociedades.

Violencia de género en la tercera edad

Cuba también forma parte de esta situación mundial, y las condiciones de distanciamiento y la limitación de movimientos y actividades habituales pueden generar estrés, ansiedad y depresión, que se pueden manifestar en síntomas de irritabilidad y violencia contenida, que puede canalizarse a través del maltrato hacia las personas más cercanas y vulnerables: por supuesto, la mujer ya víctima de un historial previo de violencia, los niños y los ancianos.

Siempre es momento para sacudirse este peso y buscar una liberación necesaria a través de la ayuda que pueden brindar la familia y las estructuras sociales como las vías de apoyo a la mujer (Casas de Orientación a la Mujer, Organizaciones Independientes como el Centro Oscar Arnulfo Romero, la Línea de Apoyo Psicológico (103) y las estructuras jurídicas y de la policía.

Esta es otra de las caras de la Covid-19 que es necesario visibilizar y enfrentar, pues entre la intensidad de estos días, a veces puede pasar desapercibida.