Cuando pensamos en la enfermedad de Parkinson de inmediato nos acude a la mente la imagen de una persona con cierta rigidez y un temblor incontrolable en algunos de sus brazos. Pero la enfermedad es mucho más que esto, cuando afecta a un número importante de personas en el mundo y determina su calidad de vida y perspectivas futuras.
La enfermedad de Parkinson —también llamada Mal de Parkinson— es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las neuronas transmisoras de la dopamina, necesarias para el movimiento muscular. De ahí que entre los síntomas más comunes del Parkinson estén: el movimiento lento, la rigidez o aumento del tono muscular y los consabidos temblores. Además de estos trastornos del movimiento, también puede haber alteraciones en la función cognitiva, depresión, dolor y disfunción del sistema nervioso autónomo.
Es muy común entre las personas la creencia de que esta enfermedad afecta solamente a los ancianos. Las estadísticas nos dicen que el 70 por ciento de quienes la padecen son adultos mayores de 65 años, un 15 por ciento de los enfermos no rebasan los 50 años, y también se puede presentar en la niñez y adolescencia.
Otra creencia muy extendida es que el Parkinson siempre se acompaña de temblores; pero la realidad es que una quinta parte de los enfermos no presentan este síntoma en lo absoluto.
Aunque, hasta el momento, no existe una terapia o tratamiento curativo para el Parkinson; si se utilizan métodos de prevención, entre los que se sugieren: la alimentación sana y balanceada, practicar ejercicio físico, dormir adecuadamente, controlar el estrés y mantener activo el cerebro mediante la estimulación intelectual y el aprendizaje, incluso en edades avanzadas.
La Organización Mundial de la Salud aboga por hacer conciencia sobre la enfermedad y visibilizar los esfuerzos de los sistemas de salud y otras organizaciones para erradicarla.
En Cuba, se encuentra bien organizada y extendida en el país la red de servicios y apoyo a las personas que padecen esta patología. De este modo, el Instituto Nacional de Neurociencias se ha convertido en un centro de referencia nacional en el diagnostico e investigación sobre la enfermedad. Igualmente, la comunidad científica cubana trabaja en la confección de nuevos fármacos y esquemas de tratamiento que minimicen los efectos del llamado “mal de Parkinson”.
Esta enfermedad constituye todo un reto que incluye a los pacientes que la padecen, para superar su condición e implicarse en la rehabilitación y tratamiento para conseguir una mayor calidad de vida. También implica a las familias para que actúen como una factor protector e incluyente y, por supuesto, también es importante el papel de la sociedad que debe crear las condiciones para brindar los tratamientos más efectivos y funcionales en la integración y rehabilitación de los enfermos de Parkinson.