El lavado de manos con agua y jabón por generaciones ha sido considerado parte de la higiene personal. Es la medida más económica y efectiva que permite controlar la transmisión de enfermedades que pueden causar la muerte, como es el caso de la COVID-19. Tan solo conocer por qué, cómo, cuándo higienizar las manos y llevarlo a la práctica, puede salvar muchas vidas.
Uno de los primeros en reconocer el valor del lavado y la limpieza de las manos para mantener una buena salud, fue el médico judío Musaiba Maimum, mejor conocido como Maimonides, quien en 1199 decía a sus aprendices de medicina: “Nunca olvide lavar sus manos después de tocar a una persona enferma”. Sin embargo, el descubrimiento de este proceder como medida higiénica capaz de eliminar los microorganismos presentes en estas, ocurrió en la primera mitad del siglo XIX y su historia está llena de controversias, injusticias y negaciones. Los médicos que hablaron por primera vez del tema, no fueron reconocidos de inmediato por su aporte a la humanidad.
Actualmente, al lavado de las manos se le concede una importancia relevante pues existen enfermedades infecciosas fácilmente controladas con esta medida tan simple y elemental, que si es cumplida en la forma y frecuencia adecuada elimina los gérmenes que portan las manos, evitando la transmisión y el contagio de enfermedades, a otros y a nosotros mismos.
El desafío de hoy es que el lavado de manos con agua y jabón pase a ser, de una buena idea abstracta a un comportamiento sistemático en los hogares, escuelas, centros de trabajo y comunidades de todo el mundo. Incorporar esta práctica en la vida cotidiana e incrementar su frecuencia en situaciones de epidemia de enfermedades transmisibles como la COVID-19, podría salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica.
La COVID-19 es provocada por el SARS-CoV2 un virus encapsulado al que el jabón le disuelve la envoltura de grasa protectora que lo rodea, afectando así su estructura, lo que provoca que pierda la capacidad de adherirse a las células de un ser humano e infectarlas.
Lavarse las manos correctamente lleva al menos 7 pasos consistentes en mojar las manos hasta las muñecas, restregarlas con agua y jabón durante 20 segundos, frotar los dedos y enlazarlos en una dirección y luego en otra, frotar el dedo pulgar izquierdo en la mano derecha y viceversa, cepillar las uñas hasta observarlas limpias, enjuagar y secar con toalla limpia o papel desechable.
Debe hacerse después de sonarse la nariz, toser o estornudar, visitar un espacio público, tocar superficies fuera del hogar, tener contacto con animales, así como antes, durante y después de cuidar a una persona enferma.
Conviértete en un agente de cambio y ayuda a prevenir la COVID-19 y sus efectos. Lávate las manos!!!