Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 25 Enero 2004
En este Editorial vamos a incursionar en un tema que ha sido siempre muy polémico. No obstante, el papel del Editor es llamar la atención de sus lectores sobre las nuevas fronteras en las Ciencias de la Alimentación y la Nutrición, máxime, si contamos con la asistencia de un experto de renombre internacional para disipar nuestras dudas, prejuicios y temores. Como es nuestra costumbre, vayamos a las presentaciones.
El tema de hoy es el papel de la soja en la Alimentación humana (su rol tan importante en la Alimentación de los animales de cría es algo ya establecido, y por lo tanto, está fuera de nuestro alcance). Si bien la soja es un componente indispensable de las dietas de sociedades milenarias del Extremo Oriente y el Sudeste de Asia (quienes la consumen en todas las formas y proporciones habidas y por haber), su introducción en los hábitos alimentarios de las sociedades occidentales ha chocado con incomprensiones, tabúes y mitos.
En el caso particular de Cuba, la soja entró de golpe en los momentos más álgidos del Período Especial [1992 – 1995]. Aunque los productos elaborados con soja [verbigracia: yogurt, quesos, panadería y pastas, la tan mentada y famosa salsa china, entre otros] se distribuían a través de las tiendas especializadas en cantidades pequeñas y de forma experimental, fue en estos años en que se hizo omnipresente. Las discusiones acerca de su aceptación y consumo fueron (y son todavía) bizantinas, y ello, ciertamente, contribuyó a oscurecer sus documentados beneficios sobre la salud del ser humano, y el papel que puede jugar en la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles (el cáncer incluido). Por otro lado, la presencia de la soja es casi universal en los alimentos industrializados que hoy consumimos, y si dudan de ello, consulten las etiquetas y se llevarán una sorpresa.
Dentro de mi actuación en el Grupo de Apoyo Nutricional del Hospital Clínico-Quirúrgico “Hermanos Ameijeiras”, he tenido el privilegio y el placer de colaborar junto con el Dr. Jesús Barreto Penié en la organización de dos Simposios sobre “La Soja: Mitos, Realidades, Perspectivas” [1999 – 2000], donde colocamos en su justa dimensión a este frijol tan maravilloso. Mientras organizábamos estos Simposios, y elaborábamos los materiales impresos que repartiríamos a los asistentes, siempre nos tropezábamos con un nombre recurrente: Mark Messina. Este autor era tenido por la comunidad científica como una autoridad en los beneficios de la soja en la salud humana, y su libro “The Simple Soybean and Your Health” [El humilde frijol de soja y su salud] como la Biblia de todos aquellos interesados en información de primera mano sobre las bondades de la soja. Soñábamos entonces (tal vez ilusoriamente) con conocerlo algún día, poder compartir con él, y hablar de lo humano, lo divino y de la soja.
Hoy este sueño se ha hecho realidad. El Dr. Barreto y yo tuvimos el enorme privilegio de conocer al Dr. Messina en ocasión de nuestra asistencia al XIII Congreso Latinoamericano de Nutrición (Acapulco, Estado de Guerrero, México), y pudimos comprobar su enorme calidad humana, y sus deseos de compartir con todos los interesados sus vastos conocimientos sobre la soja.
El Dr. Messina accedió, graciosa y generosamente, a escribir el Editorial Invitado de esta edición sobre los beneficios que le reporta a la salud humana el consumo de alimentos elaborados con soja. El Editorial Invitado se acompaña de un artículo escrito por él especialmente para las dietistas y nutricionistas, en respuesta a un pedido de la compañía Archer Daniel Midland (EEUU).
Así que tomen nota los escépticos. Si bien no les pido abandonar sus concepciones y posiciones, sí deberían leer detenidamente el Editorial Invitado del Dr. Messina y el artículo acompañante, y con ello, empezar a ver la soja con otros ojos.
Espero que les sea útil.
Con mis mejores afectos,
Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.