Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 13 Agosto 2023
En el pasado encuentro de las comisiones permanentes de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), y que se extendió entre los días 14 – 15 de Julio de este presente año 2023, se actualizó el estado de la salud materno-infantil en el país. Entre los resultados mostrados, se informó a los diputados, las máximas autoridades del Gobierno, el Estado y el Partido, y a la población en general, que la tasa de mortalidad infantil al cierre del año 2022 fue de un 7.5 por cada mil nacidos vivos: un resultado mucho más halagüeño que el del año precedente, pero todavía muy lejos de los alcanzados por el país en épocas no muy distantes. Sin embargo, lo que más impactó en los reunidos fue el anuncio del incremento en la tasa de la mortalidad materna, que fue de 40.9 por cada 100,000 nacimientos: una reducción (si bien) notable tras el abatimiento de la pandemia de la Covid-19 (cuando se registró una tasa de 172 x 100,00 nacimientos), pero que continúa la tendencia alcista que se ha observado en este indicador en los últimos años.
Elucidar los determinantes del comportamiento de un indicador epidemiológico es una ardua tarea, porque sobre él mismo pueden recaer influencias de todo tipo, desde las genéticas y las heredofamiliares, hasta las ambientales, las culturales y las socioeconómicas; sin pasar por alto el acceso de la embarazada a los cuidados de salud y las instituciones sanitarias. Pero yo me detendré en un determinante en particular: el estado nutricional de la embarazada, y por extensión, el de las mujeres en edad fértil | reproductiva.
Existe consenso global de que la mejor ventana de oportunidades para el aseguramiento de un estado de salud a largo plazo se corresponde con los primeros 1,000 días en la vida del ser humano, esto es: aquellos que están comprendidos entre el momento de la concepción y cuando el niño cumple sus primeros 2 años de vida.[1] Dicho esto, cobra particular relevancia el estado de salud preconcepcional de la mujer, y su estado nutricional como la expresión más concentrada de tal categoría. En varios estudios se ha llamado la atención sobre la doble carga de morbilidad nutricional de la mujer en el momento de la captación del embarazo, y la ocurrencia de tanto mujeres con un peso deficiente cuando inician la gestación,[2] como con un exceso de peso y obesidad.[3] La situación podría complicarse aún más cuando se ha constatado que muchas de las mujeres desnutridas en la captación del embarazo son adolescentes,[4] mientras que aquellas con exceso de peso serían añosas en un número importante.[5] Todavía encima de esta realidad antropométrica se superponen la anemia y los estados deficitarios de hierro y otras carencias de micronutrientes.[6] Como ocurre con un pastel de hojaldre, otras capas | hojas se suman a las antes expuestas. Así, las mujeres añosas pueden exhibir un riesgo mayor de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) tales como la HTA y la DMT2.[7]
El completamiento de los ejercicios de evaluación nutricional y reconstrucción corporal en las distintas estaciones del embarazo, y el constante acompañamiento de un nutricionista, aportarían otras capas a la interpretación del impacto del estado nutricional de la mujer sobre la culminación exitosa del embarazo. No es necesario revelar obviedades cuando se afirma que la embarazada se encuentra en riesgo aumentado (y permanente, y viceversa también) de desnutrición, ganancia insuficiente de peso durante la gestación, y bajo peso al finalizar al embarazo. Encima de ello, si la mujer inició el embarazo con anemia, es muy probable que lo termine con anemia (a menos que se adopten medidas correctivas). Es inmediato entonces que el seguimiento nutricional y la protección alimentaria constituyen tareas de primerísima importancia.
El embarazo demanda concurrencia, concatenación e intersectorialidad en la provisión de los mejores cuidados nutricionales a la mujer (y por extensión, al niño que lleva en su cuerpo). Para ello, se han de construir redes de contención familiar, comunitaria y sanitaria que se enfoquen siempre en la satisfacción de las metas nutrimentales prescritas, el aseguramiento de la ganancia óptima de peso materno, y la prevención de las deficiencias de hierro. Tales objetivos deben cumplirse en los escenarios de atención de la mujer embarazada, ya sea el hogar familiar, el hogar materno, o el hospital. Y en cada momento, y en cada escenario, el nutricionista debe hacerse presente en su doble papel como proveedor a la vez que articulador de estos cuidados y servicios. El Sistema de formación de Ciencias médicas pone a disposición de las instituciones de salud nutricionistas dotados de las competencias requeridas para desempeñar estas tareas. El acompañamiento nutricional constante de la mujer embarazada por estos actores debidamente capacitados podría significar un punto de inflexión (necesario por demás) en el comportamiento de la mortalidad materna en nuestro país.
En la espera de que les sea de utilidad.
Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Mulcaire-Jones G Dr, Scanlon R Dr. The First Thousand Days of Life. Issues in Law & Medicine 2022;37(2):249-56. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36629772/.
2. Han Z, Mulla S, Beyene J, Liao G, McDonald SD. Maternal underweight and the risk of preterm birth and low birth weight: A systematic review and meta-analyses. Int J Epidemiol 2010;40:65-101. Disponible en: http://doi:10.1093/ije/dyq195.
3. Segura Fernández AB, León Cid I, Sotolongo Xiquez D, Guillén Segura E. Impacto del sobrepeso y la obesidad sobre la morbilidad materna y perinatal. Rev Cubana Med Mil 2019;48(3):0-0. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-65572019000300005&lng=es.
4. Robaina Castillo J, Hernández García F, Ruiz Gómez L. Consideraciones actuales sobre el embarazo en la adolescencia. Universidad Médica Pinareña 2019;15 (1):0-0. Disponible en: https://revgaleno.sld.cu/index.php/ump/article/view/331.
5. Quintero Paredes PP. Characterization of the reproductive pre-conception risk in the women in fertile age. AMC Archivo Médico Camagüey 2021;25(3):e7795. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1025-02552021000300006&lng=es.
6. Fernández Gómez J, Rodríguez Pérez ML, González de la Oliva G, Pérez Valdez-Dapena D, Ortega Figueroa L. Resultados perinatales de las pacientes con anemia a la captación del embarazo (enero 2015-diciembre 2016). Rev Cubana Obstet Ginecol 2017;43(2):1-8. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-600X2017000200005&lng=es.
7. Herández-Ruíz S, Solano-Ceh A, Villarreal-Ríos E, Curiel Pérez MO, Galicia-Rodríguez L, Elizarrarás-Rivas J, Jiménez-Reyes OH. Prevalence of gestational diabetes and gestational hypertension in pregnant women with pregestational obesity. Ginecología Obstetricia México 2023;91(2):85-91. Disponible en: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0300-90412023000200085&script=sci_arttext.