De vuelta a lo básico

Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 17 Marzo 2023

En días pasados la Dirección de Ciencia e Innovación Tecnológica del MINSAP Ministerio de Salud Pública anunció, en el espacio “Mesa Redonda” del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, las líneas de innovación y desarrollo para el nuevo año 2023.[1] Entre las 10 líneas anunciadas, la Nutrición clínica fue mencionada en sexto lugar. Por su trascendencia, el anuncio hecho merece ser comentado.

En primer lugar, se ha hecho un reconocimiento tácito de la Nutrición clínica (y hospitalaria, yo añadiría) como una subespecialidad médica estratégica. En segundo lugar, se ha reconocido que el estado nutricional es un importante determinante de la respuesta del paciente a la enfermedad, y de la efectividad del tratamiento médico-quirúrgico. Y en tercer lugar (y sin ánimo de agotar el análisis), con este anuncio el Consejo de Dirección del MINSAP muestra (habría que decir por primera vez) el compromiso y la voluntad de actuar de conjunto con las partes correspondientes en el aseguramiento del mejor cuidado alimentario y nutricional para los pacientes atendidos en nuestras instituciones de salud.

El reconocimiento de la Nutrición clínica como una línea de I + D implicaría inmediatamente la articulación del sistema de actuaciones que se requieran para el diagnóstico de esta condición primero, y la intervención, corrección, paliación, y eventual prevención de la misma, después. El diagnóstico de la desnutrición asociada a|derivada de la enfermedad tendría (siempre) dos vertientes: una clínica y otra epidemiológica. En lo clínico, los equipos de trabajo deben ser (re)educados, entrenados y capacitados en los ejercicios de evaluación nutricional, y en la identificación y graduación de la desnutrición presente en el enfermo. De esta manera, la desnutrición quedaría asentada como un problema más de salud a atender, tratar y resolver por el equipo de salud, y en consecuencia, se allegarían los recursos necesarios para estos fines. En lo epidemiológico, el diagnóstico de la desnutrición asociada a| derivada de la enfermedad conlleva la actualización del Estudio Cubano de Desnutrición Hospitalaria, y el completamiento del Estudio de Desnutrición en Hospitales Pediátricos, máxime después del paso de la pandemia de la Covid-19, el aceleramiento del proceso de envejecimiento demográfico en el país, y el incremento de la vulnerabilidad y la precariedad nutricional dentro de un contexto de crisis multidimensionales, y el recrudecimiento de las hostilidades de los sectores anticubanos más recalcitrantes del establishment norteamericano[2].

De cara a la intervención, los equipos de salud deben contar con los protocolos de actuación que les permitan corregir los trastornos nutricionales presentes | reconocibles en el enfermo desde el primer contacto, y durante todo el continuum del tratamiento médico-quirúrgico. Igualmente, se deben constituir aquellas organizaciones dentro de la institución de salud que se ocupen de la provisión efectiva de cuidados alimentarios y nutricionales al enfermo durante todo el tiempo que esté bajo la atención del equipo de salud. En este punto de la exposición me detendría para considerar 2 aspectos. La atención nutricional se correspondería en un alto grado con la prescripción y servido de alimentos que se atemperen a las condiciones médico-quirúrgicas del paciente, y teniendo en cuenta también otros determinantes como sus gustos, preferencias, sistema de creencias y representaciones, e incluso su actual situación económica y social, y las maneras en que accede a los mercados de alimentos. La prescripción dietoterapéutica se complementaría naturalmente con la suplementación vitamino-mineral y la suplementación nutricional oral (también denominada en otros textos como “nutrición enteral oral” y “nutrición enteral suplementaria”). En contadas (y por ello justificadas) ocasiones se requerirían de esquemas de nutrición artificial, para los cuales se crearían las condiciones para su oportuna y adecuada implementación y gestión.

El segundo aspecto tendría que ver con la naturaleza e identidad de las organizaciones sanitarias de provisión de cuidados alimentarios y nutricionales. La SCNCM Sociedad Cubana de Nutrición ha promovido la constitución y actuación de grupos de apoyo nutricional con dedicación exclusiva y a tiempo completo al tratamiento de la desnutrición hospitalaria. El GAN puede evolucionar (según las circunstancias y las exigencias) hacia un Servicio de Nutrición Clínica deslocalizado que coordine y gestione la atención nutricional deñ paciente en todo momento con las instituciones de la APS Atención Primaria de Salud que operan dentro de la esfera de influencia del hospital. Para lograr todo ello, deben superarse finalmente (y de una vez y por todas) las discusiones bizantinas que, atrincheradas | escudadas en la “oslerización” de la práctica asistencial, enrarecen, dificultan y niegan la existencia y la actuación de los nutricionistas dentro del Sistema Nacional de Salud. Las recientes experiencias, dentro y fuera de Cuba, solo han servido para demostrar la futilidad de tales discusiones, y la perpetuación en el tiempo del problema (y las repercusiones) de la desnutrición asociada a|derivada de la enfermedad. La SCNCM cuenta con el acervo tecnológico y cultural que haría posible la contención de la influencia nociva de la desnutrición presente en el enfermo, y declara, una vez más, su intención de establecer las relaciones de cooperación y trabajo que se demanden para asegurar el mejor cuidado nutricional posible, y con ello, el éxito médico-quirúrgico, la contención de los costos, y una calidad de vida mejor percibida para el enfermo y sus familiares.

Espero que les sea de utilidad.

Con mis mejores afectos,

Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.

NOTAS AL PIE DE PÁGINA
[1] Las ciencias médicas y biofarmacéuticas en Cuba en 2022. Mesa Redonda. Emisión del 31 de Enero del 2023. Televisión Cubana. La Habana: 2023.
[2] Todavía cabría un estudio sobre la desnutrición presente en los pacientes atendidos ambulatoriamente, y en los cuales pueden concurrir la doble carga de morbilidad (arbovirosis y otras enfermedades infecciosas + enfermedades crónicas no transmisibles) y la doble carga de morbilidad nutricional (desnutrición + exceso de peso y obesidad, anemia y estados deficitarios de hierro + otras carencias micronutrimentales).