Aunque la pandemia COVID-19 afecta principalmente a los pulmones, el virus SARS-CoV-2 también afecta al sistema cardiovascular produciendo, además de los efectos cardíacos, afectaciones en la vasculatura.

Esto incluye el papel del endotelio vascular en el reclutamiento de leucocitos inflamatorios que contribuyen al daño tisular y la liberación de citoquinas, que son factores clave del síndrome de dificultad respiratoria aguda en la coagulación intravascular diseminada, y complicaciones cardiovasculares en COVID-19. Este artículo muestra también evidencias que vinculan las células endoteliales a la infección por SARS-CoV-2. Aquí, el Grupo de Trabajo sobre Aterosclerosis y Biología Vascular junto con el Consejo de Ciencias Cardiovasculares Básicas de la Sociedad Europea de Cardiología proporcionan una Declaración de Posición sobre la importancia del endotelio en la fisiopatología subyacente en pacientes convalecientes de COVID-19 e identifican preguntas claves para futuras investigaciones.

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La Maestría Investigación en Aterosclerosis abre la convocatoria para su oncena edición a partir de hoy 18 de enero de 2021. Dada la situación epidemiológica de la provincia, el Comité Académico decidió dividir la matrícula en dos etapas: una primera parte virtual y otra presencial.
Sugerimos leer con detenimiento todas las indicaciones y llenar con cuidado todos los documentos que se solicitan.

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Tesis defendidas organizadas por año

La aterosclerosis puede ser un sustrato patógeno ideal para una alta capacidad de replicación viral, que conduce a resultados adversos, como se informó en pacientes con factores cardiovasculares. El nivel de progresión aterosclerótica puede afectar a un grado diferente de infección grave;

en un círculo vicioso, alimentándose a sí mismo, Sars-CoV-2 puede exacerbar la evolución aterosclerótica debido a la concentración plasmática excesiva y aberrante de citoquinas.

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La aterosclerosis es una enfermedad inflamatoria vascular crónica asociada al estrés oxidativo y la disfunción endotelial. La oxidación de la lipoproteína de baja densidad (LDL) es uno de los factores clave para el desarrollo de la aterosclerosis. Las LDL no oxidadas tienen una baja afinidad por los macrófagos, por lo que no son en sí un factor de riesgo. Sin embargo, reducir los niveles de LDL es una práctica clínica común para reducir la oxidación y el riesgo de eventos mayores en pacientes con enfermedades cardiovasculares.

El artículo de revisión “Abordaje de la aterosclerosis temprana: un enfoque en el estrés oxidativo y la inflamación” publicado en la revista Medicina Oxidativa y Longevidad Celular, se centra en las primeras etapas de la enfermedad y aborda tanto los biomarcadores como los enfoques terapéuticos actualmente disponibles y en investigación.

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