Una cosa piensa el autor, y otra el Editor

 Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 22 de Agosto del 2012

 

La comunicación científica es hoy parte inseparable de la actuación del investigador. A la conclusión de una investigación, se hace necesario (cuando no obligatorio) redactar el informe final que relatará los hallazgos obtenidos y la trascendencia de los mismos para el desarrollo del campo particular de las ciencias dentro del cual se desenvuelve el investigador.

Variadas son las formas de la comunicación científica, pero se espera de los autores que redacten los resultados de sus investigaciones en forma de artículos originales que se organicen según el diseño Introducción-Material y Método-Resultados-Discusión-Conclusiones-Referencias bibliográficas-Tablas-Gráficos.

La redacción de un artículo original no es sólo un empeño científico, sino también literario, pues se trata de presentar las ideas coherentemente, y a la vez, de forma atractiva, para que su lectura sea agradable. Todo ello dentro del estrecho marco que impone el diseño mencionado más arriba. Tal vez ésta sea la razón por la cual en nuestras revistas abundan las revisiones temáticas glosando los resultados de otros investigadores, antes que los artículos originales.

Pero el asunto más espinoso, y el que motiva esta reflexión, es la aprehensión por parte del autor del estilo que identifica a la revista que ha de contener el manuscrito que remita para la inclusión dentro de la misma. La eventual publicación de las contribuciones originales de los autores conlleva un procesamiento editorial mediante el cual invariablemente se le sugerirán al autor cambios en la redacción del manuscrito, y también en la presentación de los resultados; hasta que amolde el texto no solo a los requerimientos del Comité editorial de la revista, sino, y lo que es más importante, al estilo de la revista.

El estilo de una revista es, en definitiva, ese algo inmaterial e intangible que la distingue de otras incluso dentro del mismo campo. De esta manera el estilo de la revista se convierte en el sello de identidad de la misma. Pero como he dicho en otras oportunidades, el estilo de la revista no es inmanente, no es algo que nazca con su mera instalación. Todo lo contrario: el estilo de la revista es en gran medida la responsabilidad de su Editor. Igual que sucede con los buenos vinos, el estilo de la revista se va decantando año tras año, hasta que finalmente se alcanza el efecto deseado por el Editor.

En virtud de lo anterior, los autores deben reconocer entonces que es importante conozcan el estilo de la revista a la cual remitirán sus manuscritos, y reconocer que los mismos serán inevitablemente modificados in extenso y ad infinitum hasta que se logre la visión personal del Editor.

Espero que les sea útil.

Con mis mejores afectos,

Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.