Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 30 Diciembre 2003
Ha concluido el 2003. Para nuestra Sociedad, este año que termina fue intenso, pero gratificante. Con este Editorial intento resumir nuestros principales logros en los últimos 12 meses transcurridos, y presentar los nuevos derroteros a transitar con el Nuevo Año 2004.
Ciertamente que la organización y celebración del IX Congreso Latinoamericano de Nutrición Parenteral y Enteral se convirtió en la meta principal de la Sociedad en el 2003. Su culminación exitosa rebasó con creces las expectativas de amigos, hermanos y escépticos por igual. Haber cumplido tan inmensa responsabilidad es un mérito del que todos podemos congratularnos. También debemos felicitarnos por contribuir al caudal de conocimientos de la Federación Latinoamericana de Nutrición Parenteral y Enteral (FELANPE) con productos de una calidad reconocida como el Estudio Latinoamericano de Desnutrición Hospitalaria en Areas Pediátricas (extensión natural del Estudio conducido en poblaciones adultas hospitalizadas) y el Curso de Nutrición para Pediatras (CNP).
Si bien en una colectividad humana, heterogénea por fuerza, coexisten individuos con diferentes formaciones profesionales y curriculares, diversas actitudes y proyecciones ante la vida, y disímiles personalidades, intereses y motivaciones, y es natural entonces que ocurran roces, discusiones y hasta enfrentamientos, la consecución de estas realizaciones mostró nuestra fuerza como Sociedad, nuestra capacidad para construir juntos una obra, más allá de las diferencias que nos puedan separar, y las enormes reservas de desarrollo aún sin explotar que llevamos dentro.
Con el Año Viejo 2003 se cierra un ciclo en la vida de nuestra Sociedad. El Nuevo Año 2004 toca ya a nuestras puertas, y con él, nuevos desafíos, retos y compromisos. Ha llegado entonces el momento de que nos preguntemos: ¿cuál es la razón de ser de nuestra Sociedad? ¿Qué se espera de nosotros como nutricionistas? ¿Cuán lejos queremos (y podemos) llegar?
Los resultados de los Estudios Cubanos de Desnutrición Hospitalaria (Adultos/Pediatría) justifican todos los esfuerzos que hagamos para responder a éstas (y otras más) interrogantes. Es preocupante que entre el 40 – 50% de los adultos, y el 10 – 15% de los niños hospitalizados, se encuentren desnutridos. Es aún más alarmante que estas tasas se incrementen en la misma medida en que el paciente permanece más tiempo hospitalizado. Y es desconcertante que la desnutrición asociada a ciertas entidades (el cáncer y la insuficiencia crónica de órganos, si hemos de citar algunas como ejemplos) sea una condición con la que nos hemos acostumbrados a convivir.
Este es el cuadro de salud que nos toca enfrentar como Sociedad, habida cuenta de que la desnutrición es el predictor más importante del fracaso de la intervención médico-quirúrgica y de encarecimiento de los costos de la atención médica. No podemos seguir hablando de excelencia en la prestación de cuidados de salud, ni de uso eficiente de los recursos a nuestra disposición, si no reconocemos nosotros primero, y hacemos ver después a los directivos y administrativos, que los desnutridos consumirán una porción desmedida de tales recursos, sin ningún resultado laudable. No nos lamentemos entonces por no tener tal catéter o aquell sonda, o porque carecemos de tal o cual nutriente, si antes no hemos documentado el problema de la desnutrición hospitalaria en toda su magnitud y complejidad, y no hemos diseñado programas de intervención realistas y prácticos.
Lo emocionante de esta aventura en la que estamos inmersos es que no importa tanto el trabajo concluido, sino todo lo que nos queda por hacer, en aras de reconocer tempranamente, tratar oportunamente, y en última instancia, prevenir la desnutrición hospitalaria, y en la que todos (médicos, enfermero(a)s, dietistas y nutricionistas, farmacéuticos, bioquímicos, psicólogos, trabajadores sociales, entre otros), tenemos tareas y responsabilidades que cumplir. Si pudimos organizar un Congreso Latinoamericano, conducir un Estudio de alcance nacional, diseñar y validar una Encuesta Latinoamericana, y crear un Curso para Pediatras, ¿qué no seremos capaces de lograr?
Espero que les sea útil.
Con mis mejores afectos,
Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.