De la Teoría del Caos y el Desorden, y la práctica del apoyo nutricional

Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 24 Abril 2006

 

En uno de los capítulos de la siempre interesante serie televisa “CSI”/En la Escena del Crimen, Grissom se pregunta “¿Qué puede explicar que el aleteo de unas mariposas Monarca en México ocasione un maremoto en las costas del Japón? La Teoría del Caos”. Esto es, los eventos naturales, aun cuando sucedan en locaciones geográficas distantes una de la otra, están interconectadas entre sí tan sutilmente, que no puede ignorarse que las consecuencias de la ocurrencia de uno afecten el desarrollo del otro.

Lo anteriormente dicho representa, en realidad, otra forma de enunciar la Teoría del Caos, muy diferente de su inicial exposición. Se le debe a un meteórologo, el Dr. Edward Lorenz, haber expuesto por primera vez la influencia del azar y lo inesperado en los cotidianos sucesos de nuestras vidas. El Dr. Lorenz se encontraba un día trabajando en la creación de modelos matemáticos de predicción del tiempo. Siempre había declarado una exactitud de 6 cifras decimales para maximizar la bondad del ajuste del modelo que estaba usando. Antes de concluir la jornada, decidió rechequear los cálculos, y para terminar más rápido, decidió recortar la exactitud del modelo a la mitad. Para su asombro, la computadora devolvió un pronóstico totalmente diferente del obtenido anteriormente. El programa de computación, incluida la propia máquina, fueron revisados exhaustivamente, sin que se encontrara una causa que explicara lo ocurrido. El Dr. Lorenz solo pudo decir: “Supe desde ese instante que si la atmósfera se comportara realmente como este modelo matemático, el pronóstico a largo plazo del tiempo sería imposible”. Si los resultados diferían tanto solo si se cambiaba la exactitud del modelo, entonces “los sistemas de dinámica compleja no-lineal como el tiempo y el hombre deben ser tan increíblemente sensibles que los pequeños detalles pueden afectarlos” [1]. De hecho, los pequeños cambios pudieran tener efectos masivos.

La Teoría del Caos se adaptó rápidamente para explicar desde el calentamiento global hasta la volatilidad de los precios del petróleo en la Bolsa de Valores de Nueva York. Mirándolo bien, la Teoría del Caos no es más que un corolario de la dialéctica relación entre la causa y el efecto: en un sistema cualquiera, los elementos componentes del mismo están vinculados entre sí por relaciones causa-efecto. Una acción ejercida sobre uno de ellos desencadena una reacción sobre otro, no importa la distancia que los separa, aun cuando no estemos preparados para apreciarlo desde el primer momento.

Hay que hacer una observación necesaria. La Teoría del Caos reconoce que en todo sistema existe un orden intrínseco, pero que en cualquier momento de la vida del mismo ocurren tantas cosas al mismo tiempo que muchas veces es imposible medirlas todas. Cualquier juego de variables que escojamos para caracterizar ese sistema será siempre por fuerza incompleto.

¿Puede ser útil la Teoría del Caos en nuestra práctica como nutricionistas?

La teoría y la práctica del apoyo nutricional se fundamentan en 3 principios: 1) un estado nutricional adecuado es esencial para la preservación del estado de salud del sujeto, y la recuperación de los daños producidos por la enfermedad o la agresión; 2) el deterioro nutricional puede incrementar las probabilidades de ocurrencia de complicaciones después de una acción quirúrgica, y colocar al paciente en riesgo de fallecer como consecuencia de tales complicaciones; y 3) el aporte de nutrientes a los pacientes necesitados puede modificar favorablemente los resultados de la intervención médico-quirúrgica, trayendo consigo un aumento de las actuaciones exitosas, a la vez que una disminución de las tasas de complicaciones y mortalidad.

El vínculo existente entre un estado nutricional deteriorado y los pobres resultados médico-quirúrgicos ha sido suficientemente demostrado por numerosos investigadores trabajando en diferentes áreas geográficas. Pero no estamos todavía seguros de que un esquema de apoyo nutricional se traduzca forzosamente en beneficios tangibles para aquellos pacientes necesitados- en contra de los deseos y las expectativas de los nutricionistas. Y es que la relación entre el aporte adecuado de nutrientes y una evolución favorable del paciente pudiera estar mediatizada por variables biológicas no relacionadas con el estado nutricional que, de no ser controladas por el protocolo de apoyo nutricional, pudieran afectar la realización de los beneficios implícitos en el mismo. De hecho, en algunos reportes aparecidos en la literatura internacional se ha documentado un incremento de la morbimortalidad precisamente después de la conducción de esquemas de Nutrición artificial, los mismos que supuestamente deberían beneficiar al paciente.

No obstante, ello no debería asombrarnos: la incongruencia señalada no es más que una expresión de la actuación incontrolada de aquellas variables biológicas no-nutricionales, esto es, del caos: la forma más extrema del error biológico que existe naturalmente de individuo-a-individuo. La maximización de los efectos beneficiosos de los esquemas de apoyo nutricional debe pasar por el reconocimiento de esta variabilidad inherente en todo fenómeno biológico.

Sin embargo, la relación entre el estado nutricional del paciente y la respuesta al tratamiento médico-quirúrgico puede ser tan fuerte en ocasiones que desborde el efecto contaminante del caos. Prueba de ello es la similitud de resultados observados en áreas geográficas tan diferentes como Europa, Estados Unidos y Canadá y los países de América Latina. En la misma cuerda, todavía se puede demostrar el efecto beneficioso de los esquemas de repleción nutricional si se toman las medidas pertinentes para el control del error biológico: seleccionar correctamente al paciente, diseñar correctamente el esquema a instalar, y adoptar los procedimientos que maximicen la seguridad de los esquemas de Nutrición artificial. Porque, al igual que la Meteorología, la Nutrición Clínica (y el apoyo nutricional como parte de ella) es una ciencia. Tal vez no sea exacta ni mucho menos determinística, pero, como todas las ciencias, sólo podrá avanzar si nos apegamos a las leyes del método científico: indagación, experimentación, y búsqueda continua de la verdad.

Espero que les sea útil.

Con mis mejores afectos,

Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.

Nota del Editor: Si la lectura de este Editorial les resulta difícil, cuando no confusa o contradictoria, no se culpen a ustedes mismos. Es sólo otro ejemplo de la Teoría del Caos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

[1] Brom B. The limits of medical science. South African Medical Journal 2005;95(1):35-8