¡Al Infinito (y más allá)…!

Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 28 Diciembre 2004

La letra de una canción de un grupo británico de rock (que por lo demás, a mí me gusta mucho) dice “Es curioso cómo el tiempo vuela…” [Tears for Fear. Head over heels. Songs from the Big Chair. 1989]. Ciertamente, esta frase describe mi estado de ánimo en el momento de redactarles este mensaje navideño, concluido un año arduo y difícil, pero a la vez lleno de realizaciones y promesas.

El 2004 fue, para la Sociedad Cubana de Nutrición Clínica, un año de reexamen y redefiniciones. La reunión de trabajo sostenida en el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (CIMEQ) de La Habana, en el pasado mes de febrero, sirvió para establecer las prioridades nuestras en los terrenos de la docencia, la investigación y la asistencia. En esta reunión se adoptaron varios acuerdos, pero los más importantes fueron, a mi modo de ver, la redacción de un texto básico dedicado a la Nutrición Clínica, y la realización de que la educación continuada y la formación de recursos humanos debe constituir parte importante del quehacer de la Sociedad. Fue natural entonces la introducción de cambios en la Junta Directiva para acomodar estas expectativas.

El quehacer de la Sociedad no puede (y no debe ser) ajeno al del resto del país. La crisis energética vivida a mediados del año que está por concluir, y la emergencia originada por los desastres naturales vividos (amén del cierre de grandes hospitales como el “Ameijeiras” para reparación capital), impidió cristalizar en un tiempo más breve los buenos deseos de los integrantes de la Sociedad. Sin embargo, y a pesar de todos estos inconvenientes, los nutricionistas continuamos trabajando arduamente en pos de estas metas.

El 2005 contempla la celebración del III Congreso Nacional de Nutrición Clínica. Los que estamos involucrados en la organización de esta cita pretendemos que ésta sea un espacio para trasladar al resto de la membresía las aspiraciones y expectativas elaboradas durante el 2004, y que podamos delinear entre todos las tareas necesarias para que la Sociedad ocupe el lugar que le corresponde. En ello nos asisten los resultados de la Primera Encuesta de Desnutrición Hospitalaria (léase Estudio ELAN-CUBA), que nos ha permitido un diagnóstico muy exacto del estado actual de la práctica de los cuidados nutricionales en nuestro medio. El reconocimiento, tratamiento y, eventualmente, la prevención de la desnutrición hospitalaria demanda del esfuerzo concertado de todos nosotros, desde los dietistas y nutricionistas hasta los médicos especialistas, desde el personal del Laboratorio Clínico hasta los farmacéuticos, desde los internistas hasta los intensivistas, desde pediatras y neonatólogos hasta geriatras, desde los involucrados en la atención primaria hasta los que se desenvuelven en los niveles terciarios del Sistema de Salud, desde los soldados de fila hasta los directivos locales y nacionales, desde los alumnos hasta los profesores. Todos debemos (tenemos) que actuar concertadamente, en equipo, de acuerdo con líneas claras, según recomendaciones comunes (sin que ello implique homogenización ni unanimismo), porque la desnutrición asociada a las enfermedades continúa siendo el predictor negativo más importante de la conducta médico-quirúrgica que se ejecute sobre el paciente.

De nada valen los recursos aportados para la reparación de los centros hospitalarios del país, la adquisición de tecnologías extraordinarias para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, la formación de enfermera(o)s, dietistas, nutricionistas y médicos, la renovación de la red primaria de atención, si descuidamos un aspecto tan trascendental como la preservación del estado nutricional de nuestros pacientes. Entonces la Sociedad Cubana de Nutrición Clínica no tendría razón de ser.

He estado envuelto en la génesis y desarrollo de la Sociedad. Para mí es muy gratificante comprobar cómo, de los esfuerzos de un pequeño grupo de especialistas, con más buenos deseos y voluntad que otra cosa, hemos llegado a un momento en nuestra historia en que podemos proponernos metas superiores. Por eso, las palabras de Buzz Lightyear (me resulta muy simpático y, a la vez, digno de estudio, cómo un producto orientado a los niños puede servirnos para describir lo que se espera de nosotros en el Nuevo Año) resultan tan apropiadas para titular este Editorial: Nuestra única limitación es nuestra imaginación.

Espero que les sea útil.

Con mis mejores afectos,

Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.

 

¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y UN PROSPERO Y MEJOR AÑO NUEVO 2005!!