Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 16 de Enero del 2010
Llegado el momento del recordatorio obligado por el Día de la Ciencia cubana, en ocasión del discurso pronunciado por Fidel ante la Sociedad Espeleológica de Cuba reunida en sesión plenaria en la sede de la Academia de Ciencias de Cuba, el 15 de Enero de 1960 (“El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia…”), se hace imperativo discurrir algunas ideas sobre la investigación científica en temas de Nutrición clínica y hospitalaria, Apoyo nutricional y Nutrición artificial, tal y como se ha concebido desde la Sociedad Cubana de Nutrición Clínica y Metabolismo.
La Sociedad ha promovido, desde el mismo instante de su fundación, la actividad científica de sus miembros en varias líneas de desarrollo: la revelación del estado de la desnutrición asociada a la enfermedad, la influencia de las prácticas culturales asistenciales (incluidas las hospitalarias) sobre esta única relación entre la enfermedad y el estado nutricional; el reconocimiento de signos de desnutrición en el enfermo atendido en diferentes escenarios clínico-quirúrgicos; la utilidad y la seguridad de las diferentes intervenciones alimentarias, nutrimentales y metabólicas que implementamos en nuestros pacientes; las particularidades del apoyo nutricional en diferentes contextos y situaciones de salud-enfermedad; y las formas de organización de los procesos de cuidados nutricionales. Como resultado de la actuación de los nutricionistas nuestros, se ha acumulado una base única de datos sobre la realidad nutricional de nuestros enfermos.
La desnutrición es un importante problema de salud en la red de hospitales del Sistema de Salud; perviven numerosas prácticas culturales (vernáculas, diría una purista de los términos) que se trazan hasta estereotipos, sofismas y dogmas que ya han sido superados en otras partes del mundo; el deterioro nutricional puede vincularse con una mayor mortalidad; y en pacientes seleccionados, los esquemas de apoyo nutricional correctamente diseñados y estrechamente seguidos pueden resultar en una reducción de la mortalidad institucional, acortamiento de la estadía hospitalaria, y una mejor tolerancia al tratamiento médico-quirúrgico. También se han acumulado experiencias significativas sobre el diseño y la implementación de formas autóctonas de organización de los procesos hospitalarios de cuidados nutricionales.
La indagación científica implica la comunicación a homólogos y terceras partes de los resultados observados después de la intervención/transformación creadora de la realidad nuestra. La RCAN Revista Cubana de Alimentación y Nutrición ha sido el principal destino editorial de estas comunicaciones, aunque los trabajos de nutricionistas cubanos han aparecido en revistas mexicanas, argentinas, brasileñas, españolas, norteamericanas e incluso inglesas.
Habiendo recorrido esta trayectoria vital, hoy estamos en mejores condiciones de aspirar a un salto de calidad en la actividad investigativa de la Sociedad. Los esfuerzos futuros deben encaminarse a la realización de ensayos de intervención que establezcan la efectividad de distintas terapias de Apoyo nutricional/Nutrición artificial en las enfermedades orgánicas crónicas y las afecciones oncohematológicas; y los beneficios de la conducción de organizaciones de contención nutricional a domicilio, una experiencia extendida en varios países latinoamericanos.
La gestión científica de la Sociedad, y con ello, su fortaleza como ente promotor del avance de las ciencias de la Alimentación y la Nutrición en nuestro país, se mide determinantemente de la producción literaria de sus miembros bajo la forma de contribuciones originales. Nuestros nutricionistas deben evolucionar desde la práctica corriente extendida de redactar revisiones temáticas narrativas como único o principal esfuerzo literario, hacia la producción de artículos originales que interpreten/transformen creadoramente el entorno dentro del cual actuamos. Las revisiones temáticas deben servir, no para reproducir mecánicamente las experiencias acumuladas por otros en otras latitudes geográficas (para eso, mejor consultar las propias fuentes originales), sino para determinar si el conocimiento decantado en esos entornos puede ser insertado/asimilado en nuestra práctica, y las formas para hacerlo.
Nuestro sistema universitario de formación docente-educativo nos empodera para actuar como investigadores. El fin último de la investigación científica es la transformación creadora de la realidad circundante. Aún así, muchos de nuestros nutricionistas se quejan de que no disponen del fondo necesario de tiempo para dedicarlo a la investigación científica. Más que tiempo, la investigación científica demanda disciplina y organización. Si no se cuentan con las herramientas requeridas de registro y documentación, poco se podrá avanzar en la consecución de un objetivo de interés científico. Luego, antes de implementar una carpeta especificada de investigaciones, se debe crear la base registral/estructural/metodológica que soporte dicha carpeta.
Fnalmente, los resultados de la indagación científica deben ser redactados convenientemente para su atesoramiento, protección, diseminación y gestión. El acto de escribir es el más solitario del mundo. No obstante lo tremendo de esta verdad, debemos disciplinarnos para todos los días escribir una ración finita de palabras. Hemingway no podía iniciar el día hasta que no había escrito 500 palabras, como mínimo. Pero produciendo solo la mitad de este número puede servir para terminar un artículo original al cabo de 30 días de trabajo.
La producción literaria de la Sociedad es la que sostiene parte de la vida de la RCAN. La Revista ha tenido una existencia azarosa, y muchos todavía dudan de la perdurabilidad de este proyecto. La situación actual de la Revista se ha visto complicada por la existencia de un dictamen del CITMA Comité para la Investigación, la Tecnología y el Medio Ambiente de la Academia de Ciencias de Cuba, que glorifica a algunos títulos del Sistema de publicaciones seriadas del MINSAP Ministerio de Salud Pública, mientras condena a otros. Varios nutricionistas han expresado su temor a colocar sus contribuciones en la Revista so pena que las organizaciones dentro de las que actúan no avalen estos esfuerzos como parte de los compulsivos procesos de superación/evaluación académica/docente/profesional.
No me toca opinar sobre la pertinencia de los esfuerzos del CITMA en aras de la gestión científica literaria del país. La situación de la Revista respecto del dictamen del CITMA debe ser eventualmente resuelta. Pero constituye un acto de cobardía (y no puedo emplear otro término más light), a la vez que de poco realismo, desconocer la existencia de la Revista como el contenedor natural de los productos literarios de los nutricionistas cubanos, máxime cuando la tasa de absorción de tales productos por otras revistas cubanas agraciadas por el CITMA deja mucho que desear, y las revistas extranjeras pueden exhibir un dilatado tiempo de procesamiento editorial, lo que puede afectar el impacto inmediato de los trabajos, o rechazar nuestras contribuciones debido a su “localismo”.
En este Día de la Ciencia cubana mucho nos queda por hacer. Siempre debemos tener presente que cualquier resultado de nuestra actuación como nutricionistas repercute inexorablemente sobre el bienestar de nuestros enfermos.
Espero que les sea útil.
Con mis mejores afectos,
Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.