Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 28 de Mayo del 2016
Entre los días 27 y 28 del pasado mes Enero del 2016 se celebró la IV Cumbre de la Comunidad CELAC de Estados Latinoamericanos y del Caribe en la ciudad de Quito, República del Ecuador. Entre los numerosos eventos que se sucedieron durante esta Cumbre debe destacarse la aprobación de una resolución sobre la seguridad alimentaria en la región. El documento firmado por los mandatarios reunidos reúne 10 líneas de acción en 4 pilares de trabajo cuyo cumplimiento por los Estados y Gobiernos debe garantizar a todos los ciudadanos del área el derecho a una alimentación sana, saludable, nutritiva, y accessible [1].
La seguridad alimentaria está hoy en la agenda de muchos, debido a los desequilibros constatados entre las distintas regiones geográficas que conforman este mundo nuestro en cuanto a los problemas alimentarios y nutricionales; la producción, distribución y comercialización de alimentos, y el reconocimiento del campesinado como un ente social insustituible. Para ofrecerle al lector una primera aproximación al tema que nos ocupa: todavía en este mundo cerca de 800 millones de personas pasan hambre, y 200 millones de ellas son niños; se ha revelado una dramática situación de hambruna en la Guajira colombiana; todavía entre la mitad y la tercera parte de las cosechas se pierden por fallas tecnológicas, estructurales y organizativas que impiden la refrigeración y preservación de los alimentos; más de mil millones de personas sufren de exceso de peso; mientras que alrededor de 700 millones ya son catalogados como obesos, muchos de ellos niños y adolescentes. Encima de todo ello, el cambio climático está ocasionando precarización de las tierras de cultivo, desertificación y erosión; lo que afecta directamente el volumen y la calidad de las cosechas.
Pero no utilizaré el espacio de la columna para extenderme en la seguridad alimentaria entendida en su vertiente comunitaria (aunque alguien debería ocuparse de ello). En su lugar, discurriré sobre otro componente de la seguridad alimentaria no menos importante, pero todavía no reconocido en su justa dimensión, asociaciones y repercusiones: la seguridad alimentaria hospitalaria.
Trasponiendo el concepto primigenio, la seguridad alimentaria hospitalaria representaría todo aquel conjunto de normas y políticas que hacen posible que el paciente hospitalizado tenga acceso (y reciba y consuma efectivamente) alimentos inocuos y saludables en cantidades tales que le permitan satisfacer sus necesidades nutrimentales, enfrentar exitosamente la enfermedad, y sostener los procesos de curación, cicatrización, rehabilitación y reinserción. Ello obligaría entonces a la creación y gestión de todo un sistema integral de adquisición, elaboración, preparación, conservación, y servido de alimentos, en concordancia siempre con las “Buenas Prácticas de Manipulación y Preparación de Alimentos” [2].
Apegándonos entonces a lo anteriormente dicho (que si no es una definición acabada, por lo menos sirve para los propósitos de este discurso), examinemos el estado de la seguridad alimentaria en nuestros hospitales. El Estudio ELAN de Desnutrición en Hospitales de Cuba ha revelado consistentemente tasas elevadas de desnutrición entre los pacientes ingresados. La desnutrición suele estar presente en la tercera parte de los que acuden a ingresar en el hospital, pero puede llegar a afectar a más de la mitad de los hospitalizados. La enfermedad de base, sus complicaciones, y la respuesta metabólica, podrían todos explicar en parte este problema [3].
Pero el Estudio ELAN ha evidenciado una y otra vez que los grupos básicos de trabajo no son capaces de reconocer la desnutrición presente en el enfermo que atienden, muchos pacientes sufren de suspensión frecuente de la vía oral por distintos motivos, el acto de la prescripción dietética parece más dictado por circunstancias administrativas antes que médicas, los ingresos dietéticos apenas cubren la mitad de los requerimientos nutrimentales, y, a pesar de concurrir indicaciones en ellos para iniciar un esquema de repleción nutricional, es casi una excepción antes que la norma encontrar un paciente hospitalizado sujeto a algún regimen especificado de Nutrición artificial. Y todavía la Nutrición a Domicilio es una quimera en nuestro medio.
Podría extenderme en las causas del presente estado de cosas, pero remitiré al lector interesado a los textos que han sido publicados antes de ahora para estudio y conocimiento [4, 5]. Lo que (me) preocupa es la inacción ante este problema de salud que provoca fracasos terapéuticos, encarecimiento de los costos de las prestaciones asistenciales, y una calidad disminuida de la asistencia médica, tal y como es percibida por el propio paciente y sus familiares. Y entonces me pregunto: ¿Dónde están los nutricionistas que estamos formando en nuestras facultades? ¿Cómo se emplean los recursos de Nutrición artificial que están incluidos en el “Cuadro Básico de Medicamentos”? Y lo que es más trascendental: ¿Cuál es la postura de las autoridades hospitalarias y sanitarias ante los retos que comportan la seguridad alimentaria hospitalaria?
La Sociedad Cubana de Nutrición Clínica y Metabolismo sostiene una intensa actividad docente-formativa, investigativa y editorial para dotar a los grupos básicos de trabajo con las herramientas y recursos necesarios para afrontar exitosamente la desnutrición existente en los enfermos hospitalizados, a la vez que ha llamado la atención de todos sobre la magnitud, los determinantes y las repercusiones de este problema institucional de salud. La Sociedad también ha participado en la elaboración de consensos regionales sobre la mejor manera de identificar, tratar y (en última instancia) prevenir la desnutrición hospitalaria, y por extensión, la desnutrición asociada | secundaria a la enfermedad. Asimismo, la Sociedad declara su indeclinable disposición de trabajar mancomunadamente con los actores que se convoquen en aras de asegurarles a nuestros enfermos el derecho a una alimentación sana, saludable, palatable, inocua y segura en el ámbito hospitalario.
Espero que les sea útil.
Con mis mejores afectos,
Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.
Sábado, 28 de Mayo del 2016.
Referencias bibliográficas:
1. Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC 2015. Resumen Ejecutivo.
2. Díaz Lorenzo T, Cardona Gálvez M. Las Buenas Prácticas de Manipulación de Alimentos en el hospital. RCAN Rev Cubana Aliment Nutr 2015;25(1):162-183. RNP: 221. ISSN: 1561-2929.
3. Santana Porbén S, para el Grupo Cubano de Estudio de la Desnutrición Hospitalaria. Estado de la desnutrición en los hospitales de Cuba: Una actualización necesaria. RCAN 2015;25(2):356-370. RNP: 221. ISSN: 1561-2929.
4. Santana Porbén S. Estado de la Nutrición artificial en Cuba. Lecciones del Estudio Cubano de Desnutrición hospitalaria. Publicación RNC sobre Nutrición Clínica 2009;17:37-47.
5. Santana Porbén S, for the Cuban Group for the Study of Hospital Malnutrition. The state of the provision of nutritional care to hospitalized patients- Results from The ELAN-Cuba Study. Clin Nutr 2006;25:1015-29.