Hipnosis y Psiquiatría

El estudio de cualquier hecho relacionado con las alteraciones psiquiátricas requiere inexorablemente saber con qué entidades se está tratando y los niveles de la afección.La psiquiatría como especialización medica recoge una división esencial tanto para fines didácticos como asistenciales o terapéuticos.

Así vemos que esta clasificación o división se da de la siguiente manera

 

 

  1. Trastornos psiquiátricos mayores
  2. Trastornos psiquiátricos menores

 

 

Los trastornos psiquiátricos mayores engloban todos los síndromes de nivel psicótico; y los menores, todos los síndromes de nivel neurótico. Veamos qué características presenta cada uno

  1. Síndromes de nivel psicótico

 

En los síndromes de nivel psicótico

 

q     El paciente no tiene conciencia de su enfermedad.

q     Se alteran las tres esferas, es decir, la cognitiva, la afectiva y la conativa.

q     Los síntomas y las alteraciones son de tipo cuantitativo y cualitativo.

q     El paciente rompe con el medio, o sea no puede responder debidamente a las demandas de la vida y su entorno.

q     En la fase aguda de estos síndromes, el sujeto es irreductible por la lógica.

q     Generalmente son conducidos al médico engañados o por la       fuerza.

 

  1. Síndromes de nivel neurótico

Aquí el paciente:

 

q    No rompe con el medio.

q    Tiene conciencia de su enfermedad.

q    Acude al médico o al psicólogo por su propia decisión.

q    Tiene alteraciones de carácter cuantitativo, fundamentalmente.

q    Tiene alterada la esfera afectiva en lo esencial.

q    El trastorno fundamental y permanente es la ansiedad.

 

Como puede apreciarse esta clasificación nos permitirá siempre usar estrategias y tácticas en el tratamiento, acorde con las características de cada síndrome.

Ahora cabría preguntarnos, ¿Los trastornos de nivel psicótico pueden ser tratados con hipnosis?

Esta pregunta requiere del análisis y un poco de esclarecimiento, porque la respuesta en sí misma puede ser polémica y ofrece también bandos donde se agrupan sus partidarios y opositores.

 

De hecho, hoy sabemos que sí pueden ser tratados, aunque no siempre, pues ello depende de variables ajenas que hay que controlar muy bien, tales como:

 

q  Empatía con el terapeuta.

q  Nivel de productividad de los síntomas delirantes.

q  Deterioro intelectual marcado, que anule toda acción moduladora-efectora de la palabra.

q  Si el paciente está o no estabilizado.

q  EL tipo de síntomas que presenta y la esfera a la que pertenecen

q  Convencimiento de su validez por parte del terapeuta.

De esta manera podríamos decir teniendo en cuenta lo ya expresado que sí es posible hacerlo y expondremos entonces algunos criterios relativos a pacientes esquizofrénicos, que representan la disfunción psiquiátrica mayor mas frecuente en nuestro medio.

 

Uno de los trastornos mas frecuentes en el paciente esquizofrénico es el insomnio y éste puede ser tratado con hipnosis, al igual que la ansiedad y el stress, así como también para evitar el rebote de los cuadros delirantes. Todo ello como coadyuvante de la farmacoterapia. Esto se da sobre todo en pacientes estabilizados, pero que por diferentes situaciones estresantes comienzan a tener dificultades con el sueño, se sienten muy ansiosos o cuando sencillamente empiezan a manifestarse brotes de recurrencias por la no-ingestión de medicamentos.

 

Aquí la hipnosis es efectiva, pues lleva al paciente a modificar su conducta hacia su tratamiento y también en forma paralela a suprimir las manifestaciones clínicas.

 

La hipnosis es también efectiva en los cuadros depresivos de la psicosis maniacodepresiva y de la melancolía involutiva, para movilizar la conducta del paciente hacia la superación de su cuadro apatobúlico y de la exacerbación de sus creencias de incapacidad e inservibilidad; pero debe tenerse en cuenta el nivel de insipiencia de los cuadros. Es igualmente efectiva en la oligofrenia moderada o ligera, donde el sujeto tiene desarrollo del lenguaje y del pensamiento y su IQ, aunque deficitario, puede responder a una inteligencia de infantes de 8-10 años.

 

En estas personas se pueden tratar cuadros de enuresis, encopresis, ansiedad, temores nocturnos, fobias e intranquilidad.

 

Por otra parte está demostrada la validez de la hipnosis ante el trastorno psiquiátrico menor, del que ya hemos abordado el manejo de cuadros depresivos y ansiosos, la eyaculación precoz y la impotencia de origen psicológico, el insomnio y del que también trataremos otras alteraciones como la neurastenia y la neurosis hipocondríaca.

 

Estos dos últimos trastornos son muy importantes, pues su prevalencia los ubica entre los más comunes junto al cuadro ansioso.

 

Conociendo que la neurastenia es una alteración que se caracteriza porque el sujeto a causa de una carga psicosocial excesiva, presenta insomnio, falta de concentración, cansancio físico y mental, poco deseo de tener actividad sexual, irritabilidad e hiperestesia; todos estos síntomas pueden ser eliminados eficazmente con hipnosis a través de sugestiones directas o indirectas.

 

La hipocondriasis es un trastorno que a nivel neurótico se identifica por quejas sobre molestias en determinadas regiones del cuerpo y que cuando se acude al medico y se le hace un estudio a la persona afectada, no se constatan alteraciones orgánicas ni funcionales que lo determine, y si hay alguna alteración, es mínima en relación con la magnificación subjetiva del malestar que el paciente refiere.

Es entonces comprensible en qué modo puede emplearse la hipnosis para erradicar las molestias de este cuadro que hemos descrito brevemente, siendo aquí mas efectivos los modelos de hipnosis directiva y, por ende, las sugestiones directas, teniendo en cuenta el aspecto personológico recurrente al que hay que ‘imponerle’’un estado de funcionamiento asertivo.

 

La libertad de elección es dable para los terapeutas en relación a los métodos, metáforas, sugestiones y otros recursos hipnóticos que se empleen.

 

Pueden darse también las combinaciones terapéuticas de la hipnosis con otras técnicas, por ejemplo, la programación neurolingüística, que ayuda al paciente a programar y reprogramar sus actos de pensamiento y conducta; con la terapia racional emotiva, donde el carácter de lo afectivo combinado con sus ideas y contenidos racionales pueden ser mejor manejados desde el modelo hipnótico, al igual que en la terapia cognitiva conductual.

 

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