Por MSc. Olga Lydia Paz Figueroa
Hoy recordamos uno de los hechos de singular heroísmo y patriotismo, acontecido en la ciudad cuna de hermosas tradiciones revolucionarias en nuestra primera guerra de independencia, uno de los principales centros conspirativos de la contienda, primer poblado liberado por las huestes mambisas, que resultó la residencia del primer gobierno de la República de Cuba en Armas y el escenario donde se compuso nuestro Himno Nacional.
Poniendo por encima de sus intereses personales, los de la Patria, entonces avasallado por el colonialismo español, las altas columnas de humo y fuego se levantaron en lo que fuera una de las ciudades más ricas de la isla, anunciando a las autoridades coloniales de Cuba y de la metrópoli, así como al mundo entero, con el incendio de Bayamo, el 12 de enero de 1869, que el movimiento iniciado el 10 de octubre de 1868 en nuestro suelo patrio, por la consecución de los ideales independentistas, se llevaría hasta sus últimas consecuencias. Es imposible olvidar aquella cubanísima expresión «¡Qué arda la ciudad antes de someterla de nuevo al yugo del tirano!».
Eco de ello se hace la comunidad de la facultad Manuel Fajardo perteneciente a la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana porque a Cuba, se le pone corazón en este centro de altos estudios. Hoy en ella se ratifica, desde la Isla independiente, soberana, democrática, socialista y solidaria, que, tras cruentos desafíos, ha sabido defender las conquistas alcanzadas, aun cuando se arrecia el bloqueo financiero, comercial y económico del gobierno de los Estadios Unidos y se intensifican las macabras manipulaciones mediáticas. Ese heroísmo, ese patriotismo, se renueva a 153 aniversario del Incendio de Bayamo.