Por: MSc. Olga Lydia Paz Figueroa
Tenía sólo 20 años el revolucionario universitario cuando cayó, muy cerca de los predios del Alma Máter, abatido por dos disparos policiales el 30 de septiembre de 1930, mientras participaba en una combativa manifestación estudiantil contraria a los intereses reeleccionistas y entreguistas del dictador Gerardo Machado. Suceso cruento y doloroso que marcó un hito definitorio y potenciador de la lucha.
Al momento del crimen que acabó con su vida, era vicepresidente de la FEU en la Facultad de Derecho y uno de los dirigentes más activos y valientes. Su sepelio se convirtió en una masiva manifestación de duelo popular.
Nuestro invicto Guerrillero del tiempo Fidel, expresó: “Los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos, ni enemigos.”
Hoy la revolución está en el poder y a la nueva generación le corresponde la responsabilidad máxima en la construcción del Socialismo de derecho, próspero y sustentable y el mantenimiento de un Cuba libre y soberana, dueña de su destino.