La Protesta de los Trece

Por: MsC. Olga Lydia Paz Figueroa

Reconocida históricamente como la primera acción cívica liderada por Rubén Martínez Villena, la Protesta de los Trece marcó el vínculo de una nueva generación de intelectuales cubanos, con la lucha contra los males que angustiaban a la República.

Esta primera expresión política, como grupo definido, pactó el compromiso y “dio una fórmula de sanción y actividad revolucionaria a los intelectuales cubanos”, al decir de Villena.

El manifiesto de la protesta confirmaba las acusaciones contra la corrupción estatal:

“…la juventud consciente, sin ánimo perturbador ni más programa que lo que estima el cumplimiento de un deber, está dispuesta en lo sucesivo a adoptar idéntica actitud de protesta en todo acto en el que tome parte directa o indirecta una personalidad tachable de falta de patriotismo o de decoro ciudadano.”

“… solicitamos el apoyo y la adhesión de todo el que, sintiéndose indignado contra los que maltratan la República, piense con nosotros y estime que es llegada la hora de reaccionar vigorosamente y de castigar de alguna manera a los gobernantes delincuentes.”

El vínculo nacido de la protesta, dio origen a la Falange de Acción Cubana, que hizo suya las palabras del Apóstol: “Juntarse: ésta es la palabra de orden”. Su centro de acción era repudiar la corrupción administrativa y política del gobierno de Alfredo Zayas y proyectarse hacia la búsqueda de nuevos rumbos para la maduración ideológica que venía gestándose, bajo la dirección de Rubén, quien en el “Mensaje lírico civil”, expresa con fina ironía, el sentir de una generación inconforme con la situación que padecía la nación.

En el Diario de la Marina, Ramiro Guerra Sánchez escribió sobre aquella acción cívica:

“En aquel gesto … cuajó el ideal más alto de la revolución: libertad para pensar, para ser, para afirmar la personalidad … a partir de aquel momento tuvimos otra medida, llena de audacia, y de juvenil insolencia y, al mismo tiempo, de elevada rectitud moral. Después de aquella tarde nadie se sintió seguro en la posesión de una reputación legítima. Cada hombre debía ser capaz de resistir los recios martillazos de la verdad”.

Herederos de esas acciones patrias, la juventud de estos tiempos, reflexiona y consciente de su deber actúa para continuar la obra transformadora en las nuevas y bien distintas realidades.