Por MsC. Olga Lydia Paz Figueroa
Carlos J. Finlay y Barrés, médico y científico cubano descubrió y describió la importancia del vector biológico a través de la teoría metaxénica de la transmisión de enfermedades por agentes biológicos, aplicándola a la fiebre amarilla transmitida por el mosquito Aedes Aegypti.
El 18 de febrero de 1881, como representante del gobierno colonial, presentó por primera vez su teoría de la transmisión de la fiebre amarilla por un agente intermediario, el mosquito, ante la 5ta sesión de la Conferencia Sanitaria Internacional. Su hipótesis fue recibida con frialdad y escepticismo.
Realizó experimentos posteriores con voluntarios que le permitieron comprobar su hipótesis y descubrir que el individuo picado una vez por un mosquito infectado, quedaba inmunizado contra futuros ataques de la enfermedad. De ahí nació el suero contra la fiebre amarilla.
En ese mismo año presentó ante la Real Academia de Ciencias Físicas y Naturales de La Habana, su trabajo de investigación. Gracias a sus recomendaciones acerca del control del mosquito, pudo controlarse la diseminación de la enfermedad.
Identificó al mosquito Culex o Aedes Aegypti como el vector epidemiológico de la enfermedad y que la hembra fecundada de esta especie, era quien transmitía la fiebre amarilla. Su hipótesis y sus pruebas exhaustivas fueron confirmadas cerca de 20 años después, por la Walter Reed Comisión de 1900.
Este aporte científico, aunque no fue el único, lo llevó a ser reconocido como el Benefactor de la Humanidad.