Voto Si por Cuba

Por MsC. Olga Lydia Paz Figueroa.

Somos parte de un pueblo heredero de las mejores tradiciones patrióticas. Cuando en 1868 la Patria con manos suplicantes nos pidió que la salváramos del brazo de hierro ensangrentado conque España gobernaba la isla, el esclavo y su dueño, en condiciones de iguales, convirtieron sus medios de trabajo en armas para combatir al enemigo y se lanzaron al combate.

Allá en el año 95 y por las selvas del Mayarí, una mañana dejó el bohío y a la manigua se fue el mambí, una cubana que era su encanto y a quien la noche llorando vio, al otro día con su caballo siguió las huellas y lo encontró; aquella niña de fas trigueña y ojos más negros que la maldad unió sus fuerzas a la fiereza y dio la vida a la libertad. Como ellos, cientos fueron los hijos de esta bella tierra que lo sacrificaron todo, desde sus bienes materiales hasta el don más preciado la vida.

Tras 30 años de devastadora guerra, cuando el triunfo era evidente para los cubanos, la intervención militar norteamericana frustró la tan añorada independencia que se conquistaba al costo de una manigua redentora regada con la sangre mambisa. Un ilustre hijo matancero, el poeta Bonifacio Byrne, dejó plasmado el sabor amargo en su poema “Mi Bandera”

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanosos busqué mi bandera

¡Y otra he visto además de la mía!

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Con la fe de las almas austeras,

hoy sostengo con onda energía

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una ¡la mía!

A este apesadumbrado momento le siguió una república con Presidente, Himno, Bandera y Escudo cubano, pero plegada al imperio yanqui. En los años 30 se alzó la vos representativa de los intereses de la nación y uno de los grandes de la época, Rubén Martínez Villena, en su Mensaje lírico civil declaraba “hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones.

La carga apareció, aún más fuerte, con la Generación del Centenario, decidida a no dejar morir al maestro, no prometió, convocó a los hijos dignos de la patria a conquistar su verdadera liberación nacional, para hacer realidad la república soñada por nuestro Héroe Nacional José martí “Con todos y para el bien de todos”.

Con aciertos y desaciertos hemos construido “con los humildes, por los humildes y para los humildes”, la nación soberana, independiente, democrática, solidaria y socialista que se empeñó desde el propio 1959 en hacer que la ley primera de la República, fuese el culto a la dignidad plena del hombre.

Hoy a 60 años de aquel victorioso 1ero de Enero, en materia constitucional, hacemos síntesis del pasado glorioso y escalamos a un peldaño superior al diseñar el nuevo proyecto constitucional con la activa participación ciudadana. Razones suficientes para estar presentes el 24 de febrero en las urnas dando el Sí por Cuba, por la Revolución por el Socialismo, por la Democracia, por la continuidad, por la defensa de nuestras conquistas, por una sociedad más justa y próspera.

Si por Cuba, bajo la dirección certera del Partido Comunista de Cuba, único partido de la Nación, consolidando la unidad y abrazando como siempre las causas justas de nuestros hermanos latinoamericanos, caribeños, africanos y de otras regiones del mundo que son víctimas de las maniobras desenfrenadas e inhumanas que operan desde los círculos de poder.

Digamos como el poeta:

Si desecha en menudos pedazos,

llega a ser mi bandera algún día,

¡Nuestros muertos alzando los brazos,

la sabrán defender todavía!

 

¡Vivan por siempre nuestros Héroes y Mártires, en la obra justiciera de la Nación!

¡Viva Cuba Libre, Soberana, Independiente, Democrática, Solidaria, Socialista y Próspera!

El 24 de febrero, ¡Sí por Cuba!

¡Hasta la Victoria Siempre!