Aquel 27 de noviembre de 1871

¡Y más que un mundo, más! Cuando se muere / En brazos de la patria agradecida, / La muerte acaba, la prisión se rompe; / ¡Empieza al fin, con el morir, la vida!

Así expresó José Martí su pesar por aquel horrendo e impune crimen en su poema “A mis hermanos muertos el 27 de noviembre”. No existe alma honesta en el mundo que no haya condenado de una manera u otra aquel abuso de poder. No fue más que una expresión de impotencia del coloniaje. Una de tantas que recoje la historia. Pero esta en particular, tocó fondo dolorosamente en el pueblo cubano.

El hecho

En la tarde del 24 de noviembre de 1871 los alumnos del primer curso de Medicina estaban esperando en el Anfiteatro Anatómico la llegada de su profesor Pablo Valencia y García, quien a las 3:00 p.m. debía impartir una clase de Anatomía. Su ubicación actual corresponde a las calles San Lázaro, Vapor, Espada y Aramburo, como limitantes del cementerio y el anfiteatro anatómico colindando con éste por su lado de Vapor, hoy municipio Centro Habana.

Fuente: Infomed

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