El 25 de abril se celebra el Día Mundial del Paludismo con el objetivo de poner de relieve la necesidad de invertir continuamente en la prevención y el control de la enfermedad de la malaria. La Organización Mundial de Salud OMS conmemoró este día celebrando los logros de aquellos países que ya han erradicado la enfermedad de la malaria, o los que están muy cerca de llegar al objetivo de paludismo cero.
De los 87 países con paludismo, 46 notificaron menos de 10 000 casos de la enfermedad en 2019, en comparación con 26 países en 2000. A finales de 2020, veinticuatro países habían notificado la interrupción de la transmisión del paludismo durante tres años o más. Juntos, han demostrado al mundo que la eliminación del paludismo es un objetivo viable para todos los países.
El 21 de abril la OMS y la Alianza para Hacer Retroceder el Paludismo celebraron un foro virtual de expertos, trabajadores de la salud y líderes mundiales para intercambiar experiencias, todo ello con el objetivo de llegar a la meta del paludismo cero en 2030.
El paludismo o malaria es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles. Los síntomas son muy variados, empezando con fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza. Además se puede presentar náuseas, vómitos, tos, heces con sangre, dolores musculares, ictericia, defectos de la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central y coma. La fiebre y los escalofríos son síntomas cíclicos, repitiéndose cada dos o tres días.
En regiones donde la malaria es altamente endémica, las personas se infectan tan a menudo que desarrollan la inmunidad adquirida, es decir, son portadores más o menos asintomáticos del parásito.
Actualmente no existe una vacuna eficaz contra la malaria. Sí existen tratamientos que varían según el país donde se administren. La mayoría de los países que alcanzan la meta de paludismo cero cuentan con sólidos sistemas de atención primaria de salud que garantizan el acceso a los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento del paludismo a todas las personas que viven dentro de sus fronteras, independientemente de su nacionalidad o condición jurídica y sin que dicho acceso les acarree dificultades económicas.
En 2020, la aparición de la COVID-19 conllevó un serio desafío para las respuestas al paludismo en todo el mundo. Desde los primeros días de la pandemia, la OMS ha instado a los países a mantener los servicios de salud esenciales, incluidos los relacionados con el paludismo, al tiempo que garantizan la protección de las comunidades y los trabajadores de la salud frente a la Covid-19.
La OMS hace un llamamiento a todas las personas que viven en países afectados por el paludismo para que venzan el miedo: las personas con fiebre deben acudir al establecimiento de salud más próximo para someterse a la prueba del paludismo y recibir la atención que necesitan, en el contexto de los protocolos nacionales para la Covid-19.