Y en un principio fue INFOMED…

 Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 22 de Abril del 2009

 

Las redes sociales de comunicación basadas en la INTERNET han adquirido hoy preponderancia global. Se nos habla desde los medios masivos de comunicación que YouTube, MySpace, FaceBook, y otros sitios de este estilo coral y participativo bien pudieran convertirse en el nuevo paradigma de participación ciudadana y gestión social. Y sin embargo, estos “comunicanólogos” pudieran ignorar que el antecedente más directo de una red informática puesta en función del avance científico, la formación de recursos humanos y la gestión del conocimiento la tenemos en INFOMED: esa realidad tan cotidiana hoy, que nos hace pasar por alto sus modestos orígenes, y la historia que atesora.

La idea de una red digital para la diseminación de los contenidos informáticos necesarios en la formación de recursos humanos para la Medicina, Enfermería y Tecnología de la Salud no era nada ajena al Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, ante las nuevas tecnologías computacionales que se hicieron realidad a mediados de los 1980’s, y la imposibilidad de afrontar la demanda siempre creciente de revistas científicas y libros de textos con los recursos disponibles en ese momento. La implementación de una red tal podría alcanzar a más suscriptores con la literatura más actualizada posible, a una fracción del costo de la impresión de un libro, por citar un ejemplo; y permitiría gestionar todo el Centro sobre una plataforma virtual, y en el proceso, crear foros para que los usuarios intercambiaran entre ellos artículos, materiales de estudio, conocimientos y experiencias

El Período Especial que estremeció a nuestro país, lejos de intimidar a los defensores de esta red, que para entonces ya había sido bautizada como INFOMED, sirvió para confirmar lo acertados que estaban en sus propósitos y anhelos. Como todo proyecto de tal envergadura, los retos podrían superar las fuerzas de los adelantados. Pero siempre, incluso en los momentos críticos y/o definitorios, apareció una mano amiga que, admirada de este sueño tan loable, acudió presta con el socorro necesario.

Y así, de tan modestos orígenes, nació INFOMED, cuando todavía Windows primero, y Linux después, no habían alcanzado el desarrollo tan impresionante que exhiben en la actualidad; cuando no existían las GUI o Guided-User-Interfaces, esto es, las pantallas donde aparecen íconos que despiertan al golpe de un ratón para ejecutar acciones portentosas; cuando había que escribir, y revisar, largas páginas de código redactado en UNIX, u otro de los lenguajes empleados en aquel entonces para la comunicación de-máquina-a-máquina; cuando la conexión telefónica era un desastre, y no se podía soñar con una línea dedicada.

Y así, entre tropiezos, yerros y logros, emergió INFOMED para convertirse en el sostén de la Biblioteca Médica Nacional, el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, y las correspondientes delegaciones provinciales; el lugar donde se albergan los sitios de las Facultades de Ciencias Médicas, Enfermería y Tecnología de Salud del país; el reservorio donde podemos encontrar libros, revistas, tesis, noticias, incluso materiales inéditos; el espacio en el que están representadas las especialidades médicas, y las sociedades académicas que integran el Consejo Nacional de Sociedades Científicas de la Salud. Gracias a INFOMED accedemos a MEDLINE, HINARI, EBSCO, Scielo, y Google, entre otros; lugares todos que nos ofrecen invaluables recursos para nuestra superación individual. Por nuestra condición de integrantes de ese enorme ejército de batas blancas gozamos de una suscripción gratuita a la Intranet nacional, y sitios globales relacionados con las Ciencias médicas y de la Salud; y de una cuenta de correo electrónico que nos permite entrar en contacto directo con nuestros colegas en cualquier lugar del mundo donde se encuentren, y obtener ese artículo que nos es tan necesario para la tesis que estamos escribiendo, o la conferencia que estamos preparando.

Y aún no aquilatamos en toda su dimensión la inmensa Revolución que ha significado INFOMED en nuestras vidas. En esta era de la memoria flash, el laptop, el escáner, la cámara digital, el iPOD y otros artilugios, es difícil imaginar que hubo épocas en las que para obtener un reprint (para los no iniciados: una copia de un artículo original separada de la revista en el que está insertado, y encuadernada como una unidad independiente) había que enviarle un aerograma al autor principal, y luego esperar durante meses a que llegara el pedido, lo que ocurría en menos de la mitad de las ocasiones; o que para estudiar un valioso (y único) libro de texto hubiera que copiarlo a mano íntegramente o por partes, según la voluntad y la persistencia del interesado (otros preferían métodos más expeditos que por pudor no relataré aquí).

Como toda obra humana, en un país que siempre ha vivido en situaciones extremas, INFOMED tiene manchas, como manchas tiene el Sol: solo disponemos de 25 horas mensuales de conexión, que nos resultan insuficientes; la velocidad de transmisión es todavía muy lenta, cuando no desesperante; hay muchos sitios a los cuales quisiéramos acceder, y que todavía no se nos permite; no existen suficientes cuentas de correo para todos los potenciales suscriptores; el acceso siempre está congestionado; y, encima de todo eso, exigimos se nos conceda el Santo Grial de la libertad digital: el acceso pleno a INTERNET, sin saber todavía cómo lo utilizaríamos. Pero ay de los desdichados que solo se fijan en las manchas, porque les impide ver que nuestra vida no sería igual si INFOMED llegara a desaparecer algún día…

Espero que les sea útil.

Con mis mejores afectos,

Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.