Cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Fumar, desde 1988 y por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS),  con el propósito anunciado de poner en primer plano de atención este verdadero flagelo de la salud —el tabaquismo— y contribuir con ello a la movilización de las comunidades, de las familias en general, en torno a conceptos preventivos que promuevan una vida saludable.
Muchos países toman medidas para combatir un hábito que registró en la última década del siglo XX un crecimiento importante en el número de consumidores, sobre todo mujeres, así como una disminución en la edad de inicio.
Cuba tiene un programa de prevención y control del tabaquismo para reducir al mínimo la incidencia de esa adicción, que ocasiona el noventa por ciento de los casos de cáncer de pulmón y el veinticinco de las enfermedades cardiovasculares, entre otros males.