Queridos trabajadores de la salud:
Corría la segunda mitad del siglo XIX cuando un eminente médico cubano, el Dr. Carlos Juan Finlay Barrés, develaba al mundo el misterio del agente transmisor de la fiebre amarilla, enfermedad que cobraba, en aquel momento, miles de vidas en diversos confines de la tierra.
Finlay había nacido en Camagüey, en 1833. Su laboriosidad, constancia y consagración le permitieron no solo realizar tal descubrimiento, sino también plantear la teoría de la transmisión de enfermedades por agentes biológicos. Se iniciaba con ello el papel trascendente de Cuba en la medicina latinoamericana y mundial, que se extiende hasta nuestros días. Leer más