Tan tempraño como el 6 de noviembre de 1492, Cristóbal Colón en su diario señalaba: “Fumar es una costumbre molesta para los ojos, odiosa para la nariz, dañina para el cerebro, peligrosa para los pulmones, y el negro y pestilente humo es lo más cercanamente parecido al horrible humo de un pozo sin fondo”.
En la actualidad, existe un mayor porcentaje de fumadores que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, ocasionando la muerte a una persona cada 10 segundos, debido a enfermedades relacionadas al consumo de tabaco.
La evidencia científica surgida en los pasados 5 años muestra una imagen más dura de los daños a la salud causados por el tabaco, que la que se tenía previamente. El consumo de tabaco es el mayor asesino, más grande en dimensión que cualquier otra forma de intoxicación, donde los los niños son los más vulnerables. Este es un desafío a la medicina, pero también a nuestra cultura.
Los fumadores tienen incrementado en forma marcada, el riesgo de múltiples cánceres, particularmente de pulmón, y también mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, apoplejías (stroke), propicia la fisura y desarrollo de trombosis coronaria, arritmias, vaso espasmo, produce progresión de la placa aterosclerótica, enfisema y otras muchas enfermedades fatales y no fatales.
Por Dr. Vladimir Banderas