Los peloides o fangos termales son la mezcla de agua mineromedicinal (agua de mar o de lagos salados) con materias orgánicas (residuos vegetales, aminoácidos, ácidos orgánicos, humus) o inorgánicas (arcillas, sedimentos, precipitados, turbas). Además, también contienen una parte biológica que se desarrolla durante el proceso de maduración y que va a depender del origen de la composición de la mezcla.
El término fue aceptado en el Congreso Internacional de Hidrología Médica celebrado en 1937, pero el uso del producto se remonta a la antigüedad. Del término peloide deriva la peloterapia, que en Hidrología Médica se define como la aplicación por vía tópica, general o local, de fangos termales o peloides con un fin terapéutico, constituyendo una de las técnicas de elección en la terapia o cura termal que se lleva a cabo en los balnearios, estaciones termales y centros de talasoterapia especializados.
Aunque de forma empírica, durante mucho tiempo el hombre dependió de ellos para el tratamiento de sus enfermedades y en las últimas décadas su presencia es cada vez mayor en la Medicina Occidental.
En Cuba, nuestros antepasados transmitieron dichas experiencias de generación en generación. A la altura del siglo XIX, las playas de Guanimar y el Rosario en La Habana, así como la desembocadura del río San Diego en Pinar del Río y las fuentes naturales de Guea en Villa Clara, eran visitadas comúnmente por criollos con “dolor en los huesos”, quienes después de varias sesiones de baños y aplicación de fango retornaban a sus hogares proclamando que su cura había sido milagrosa.
Con el discursar del tiempo se supo que las propiedades curativas de tales lugares nada tenían que ver con los milagros, sino con los componentes fisicoquímicos de sus aguas y de las materias orgánicas depositadas en su fondo.
En la actualidad, nadie duda de los poderes curativos de las arcillas, barros, limos, peloides, e infinidad de tierras y aguas minero-medicinales, pero es importante que los profesionales que la aplican conozcan las indicaciones adecuadas para su uso.
Por un retorno al naturismo y por estar constituidos por elementos de materia orgánica, casi nadie se resiste a una buena sesión de masajes y fangos, ya sea por confort, bienestar o para procurarse la mejor cura de salud, a nivel orgánico y sobre todo a nivel de la piel.
Por Dra. Anabel Martínez Fernández