Los científicos estiman que hay unos 10 millones de especies de insectos en el mundo. Algunas de ellas como la abeja y el gusano de seda, producen importantes beneficios. Otras como la mariposa y las luciérnagas son estéticamente agradables. Sin embargo, otras como las cucarachas, moscas, mosquitos, termitas y mangosta son destructivas, e incluso peligrosas para el hombre. Ciertos roedores son también capaces de transmitir agentes infecciosos y representan un gran reto para la salud pública.
La prevalencia de las enfermedades trasmitidas por vectores varía de año en año, en función de las condiciones meteorológicas, incluyendo las máximas y mínimas temperaturas, cantidad de lluvia y régimen de vientos.
La mayoría de las más importantes enfermedades trasmitidas por vectores no pueden ser prevenidas por vacunas o quimioterapia. Su control está basado en la capacidad de reducir la fuente de vectores y el contacto entre los vectores y el hombre. Tradicionalmente el control de vectores y plagas se realizaba mediante la aplicación de productos plaguicidas.
En este sentido, es muy importante señalar que puede lograse una eliminación altamente efectiva de vectores y plagas mediante la utilización de métodos físicos y técnicas de saneamiento del medio. La utilización de plaguicidas, métodos químicos de control vectorial, debe relegarse a la ineficacia de las actuaciones a otros niveles, solo así conseguiremos un control de vectores y plagas, sin que dicha vigilancia suponga una contaminación medioambiental por plaguicidas.
Por Lic. Maritza Fuentes Pérez. Licenciada Especialista de 1er grado en Higiene y Epidemiología.