Hipnosis y Adicciones

Hipnosis en las adicciones.

El empleo de la hipnosis como terapia en el tratamiento de las adicciones es viable. Países como Colombia, Estados Unidos y otros, que afrontan graves problemas con el abuso y uso de estupefacientes y tienen altos índices de alcoholismo, han venido trabajando arduamente en este sentido; sin embargo, no siempre se cuenta con un desarrollo estructurado en relación con los servicios de salud.

En algunas naciones, la hipnosis no es reconocida como un modelo terapéutico. Ello dificulta su mayor empleo, porque sólo fructifican esfuerzos aislados, pero con grandes sacrificios, con lo cual se niega la posibilidad de que infinidad de personas, en número cada vez más creciente, se pueda beneficiar con las bondades de esta terapia.

 

Es una realidad que ninguna adicción es fácil de tratar, pues todas son resistentes porque se imbrican factores psicológicos de habituación y fisiológicos, en la medida en que se manifiestan signos de abstinencia, y el organismo habituado necesita de la sustancia a la que se ha acostumbrado para funcionar diariamente con niveles ¨satisfactorios¨.

Este fenómeno nos indica que los modelos de intervención han de ser fuertes e intensivos y que la hipnosis es válida, pero no como único método, pienso más bien que puede ser un complemento o una de las terapias a emplear en el complejo y extenso cuadro de recursos terapéuticos a usar para resolver este problema de salud, que tanto repercute en todos los ámbitos de la vida del ser humano adicto, de los familiares que le rodean o con quienes convive y también de toda la sociedad.

De esta manera, las terapias cognitivo-conductuales y sus variadas técnicas pueden ser combinadas con la hipnosis.

Esta última, más que supresiva, debe ir dirigida en esos casos a cambiar los patrones de comportamiento   del adicto y sobre todo de sus pensamientos, los que encierran una conducta agresiva pasiva, pues más que lo hedónico, está dada la respuesta al propio rechazo de la sociedad, pero no de modo activo, sino pasivo.

Es necesario buscar esquemas de intervención y entrenar a los familiares para que asuman una actitud crítica, pero sin aislar ni excluir al afectado. El amor no puede faltar y la comprensión de su enfermedad tampoco; mucho menos el deber de ubicarlo para que comprenda que debe atenderse y que el tratamiento es una necesidad, que éste ofrece posibilidades para despertar en él sus valores y todos los elementos que son fortalezas y así lograr la reversión del cuadro adictivo. Hacerle ver que en este difícil empeño no esta solo, y que el mismo ímpetu con que creció y forjó una familia, le permitirá encarar el nuevo reto; y si él se empeña, también logrará vencer. Vale aquí emplear a la metáfora de nadar contra la corriente y alcanzar a cuantas orillas existan río arriba, pero llegar a la cúspide, que es simbólicamente el lugar de honor, la curación y su reinserción social.

Pueden usarse los modelos reflejo-condicionados que se han utilizado para desestimular el hábito de fumar, como un vehículo que sirva a la hipnosis en la atención a las adicciones, en tanto se trata de estructurar nuevos esquemas de funcionamiento sobre la base de nuevos aprendizajes y desplazar así a los viejos, que irán perdiendo competencia y utilidad por dejar de emplearse y haberse adquirido la conciencia de que resultan perniciosos.( )

<<Resumen tomado del libro La Hipnosis y sus aplicaciones Terapéuticas del Dr. Alberto Cobian>>

 

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