Temporal y eterno. Del hombre íntegro que es, en la historia, nuestra única esperanza.
José Martí fue uno de esos predestinados que a través de los siglos aparecen ocasionalmente en el mundo para conmoverlo en pro de un ideal de justicia y de una vindicta humana. Ninguno de los tipos universales de apóstoles de un pueblo tuvo su universalidad de modos: él era como todos, y ninguno se completaba como él. Todas las causas han tenido hombres, él los compendiaba en honor de la suya.