Recientemente estuvimos conmemorando un aniversario más de la partida a la eternidad del invencible Comandante Fidel. El 25 de noviembre pasó a la historia como el día en que el yate Granma zarpó de Cuba Libre rumbo a la eternidad, comandado por el padre de todos los agradecidos. Pensando en la grandeza de su vida te invito a reflexionar, (como él también nos enseñó), sobre como los cubanos de esta tierra recordamos a Fidel.
365 días nos son suficientes para rememorar su ejemplo y difundir su obra, por lo que cada momento puede ser ideal para honrarlo. Desde los buenos días en la mañana que damos a quienes ni siquiera conocemos, en los gestos de solidaridad y respeto a nuestros mayores y semejantes cuando por ejemplo nos ponemos de pie en la guagua para ceder el asiento, en la delicadeza con que tratamos a los demás seres humanos en la labor que realicemos, en el humanismo de sentir el dolor ajeno como propio y el sacrificio incondicional de no elegir jamás el camino más fácil sino el camino del deber.
Recordar a Fidel es mucho más que citar sus frases en un acto, cantar una canción, mencionarlo en un discurso o preparar una bonita presentación digital con sus inolvidables imágenes. Recordar a Fidel no es gritar estremecedoras consignas, ni avalancharnos en populosas marchas, basta con sentir que el pecho y la garganta se nos quiebran cuando entonamos las notas del himno de Bayamo, basta con estar dispuesto a dar la vida por la bandera tricolor de la estrella solitaria, basta con ser los primeros en cada tarea sin pedir nada a cambio ni esperar recompensa alguna, pero no solo hacerlo en lo personal sino tener el valor de combatir a quien está a tu lado y no lo hace.
Recordar a Fidel es ser ejemplo en las batallas cotidianas por nuestra verdad, por el hacer más que decir, contra la doble moral, la mentira y la crítica hipócrita que destruye. Recordar a Fidel es cuidar los bienes que la Revolución pone en tus manos, es prepararte para seguir haciendo Patria donde quiera que estés, es defender con el verbo de la acción los valores de quienes cayeron por ti, es no perdernos en la cultura de la vanalidad y SER antes que TENER. Recordar a Fidel es amar a tus padres, a tus vecinos, a tus maestros, compañeros y a cada cubano que necesite del concurso de tus esfuerzos cuando, por ejemplo, un huracán destroza su casa y su vida. Recordar a Fidel es llevar en el corazón las doctrinas del maestro, pero también traducirlas en hechos concretos que mejoren el mundo que debe ser cambiado.
!Cuánto podemos hacer para honrar a Fidel! Padre generoso y humilde que hasta el final nos señaló el camino, en su voluntad expresa de no recibir culto público en la construcción de monumentos, estatuas o en el uso de su nombre para etiquetar lugar alguno, porque la verdadera honra está en cumplir hasta con la última gota de tu sangre el Juramento que firmamos todos los últimos días de noviembre de 2016.
Sé que ahora mismo tú estás pensando en todas las cosas que haces diariamente para recordar a Fidel y también en las que harás en los próximos años para cuidar la Revolución que nos legó. Pensar como país y ser continuidad es sin dudas el principio, pero solo tú puedes ser el protagonista de tu Moncada luminoso y tu enero victorioso que perpetuará eternamente al Comandante de Verde Olivo, a quienes los agradecidos llamamos sencilla y familiarmente: FIDEL.