¡BASTA YA! Desde hace varias décadas los organismos internacionales han alertado sobre los peligros que pesan sobre la infancia a nivel mundial. En pleno siglo XXI la hambruna, las enfermedades infecciosas y los conflictos armados constituyen una amenaza para los niños en diferentes regiones del planeta.
Esta aterradora realidad se manifiesta objetivamente en la aplicación de la política de “Cero tolerancia” por el gobierno norteamericano en la frontera sur de su territorio. Los afectados son infantes de los países de nuestra región que se han visto separados cruelmente de sus familias, encerrados en jaulas, rodeados de violencia y de soldados. Las imágenes desgarradoras de niñas y niños que gritan y lloran por esta separación, recuerdan las escenas de los campos de exterminio nazi y las víctimas infantiles de la guerra de Vietnam. Realmente vale meditar en esta similitud.
Este comportamiento despóticoes una muestra objetiva de incumplimiento de los convenios internacionales como la Convención de Derechos del Niño.La Convención conmina a los Estados a velar porque el niño no sea separado de sus padres contra la voluntad de éstos, así como a tener en cuenta la importancia de las tradiciones y los valores culturales de cada pueblo para la protección y el desarrollo armonioso del niño.
La agresión contenida en esta política es también una evidencia del desprecio con que el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica trata a las familias y a las niñas y niños de Latinoamérica.La aplicación de “Cero tolerancia” resulta una violación indiscutible de la política de las Naciones Unidas para la protección de la niñez.
Por otra parte, las investigaciones científicas han confirmado que los eventos ocurridos durante la infancia tienen efectos que perduran durante toda la vida del individuo.
Una situación adversa en esa etapa se asocia con problemas de salud física y síquica en la vida adulta. Entre las queejercen un mayor daño se encuentran la violencia y el maltrato.
Las experiencias más enriquecedoras incluyen una buena crianza, el apego familiar y elvínculo con mamá y papá; estosbrindan más posibilidades de sobrevivir, crecer, desarrollarsey repercute en las futuras generaciones.
Nos preguntamos, qué resultados tendrán para estas niñas y niños la ruptura con sus pueblos y sus familias provocada por la inhumana política que se está aplicando contra ellos.
“Los niños son la esperanza del mundo…”, sentenció nuestro Apóstol José Martí y la Revolución Cubana, liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, hizo de ese juicio la voluntad política esencial que ha colocado a la infancia y la juventud en el principal objetivo de las acciones del Estado cubano.
La historia de hechos similares a los que hoy ocurren en la frontera estadounidense es larga. Recordamos la Operación Peter Pam, organizada por la CIA con la aprobación del gobierno norteamericano, en el primer año del Triunfo de la Revolución cubana;donde, recurriendo a mentiras se promovió el éxodo de niños cubanos hacia los Estados Unidos, separándolos de sus familiares y creando un daño que en muchos casos fue irreparable para los infantes y sus familias.
Una vez más, la voz de las mujeres y hombres honrados del planeta,se levanta para exigir el respeto a los derechos universales del niño. A ellos nos juntamoslos pediatras que somos conocedores excepcionales del valor de una sonrisa infantil.
Apoyamos el reclamo de nuestros colegas de la Asociación Internacional de Pediatría (IPA), que representa a más de un millón de pediatras en todo el mundo. También nos unimos a los pediatras de la Academia Americana de Pediatría, que han expresado en un comunicado publicado el pasado 20 de junio en la Revista Pediatrics su indignación, denunciando que “los niños están siendo utilizados como peones políticos” en una batalla donde todos serán perdedores.
En nombre de más de 1,977 asociados a la Sociedad Cubana de Pediatría nuestra Junta de Gobierno ratifica la declaración de ALAPE divulgada por su presidente donde se exige “el cese de la práctica de separación de las familias y la inmediata reunificación de las mismas”. Al igual que ellos decimos: BASTA YA.
Nada es más importante que un niño.
Doctora Berta Lidia Castro Pacheco.
Presidenta de Sociedad Cubana de Pediatría.