Cada 22 de febrero se conmemora el Día Mundial de la Encefalitis, una jornada que busca educar a las personas sobre qué es esta enfermedad, qué la causa, cómo prevenirla y por supuesto la forma más adecuada de tratarla. Aunque las jornadas asociadas a la encefalitis se realizan cada año, aún hay muchísimas personas que desconocen esta enfermedad y cuando alguien en la familia la contrae no saben cómo proceder y se sienten abrumados por la situación.
La encefalitis es una inflamación del cerebro que se produce por un virus y que puede afectar las estructuras más próximas al mismo, como son las meninges o la medula espinal.
Por lo general, esta inflamación cerebral hace que el paciente evidencie los siguientes síntomas:
- Fiebre.
- Convulsiones (No se da en todos los casos).
- Dolor de cabeza.
- Apatía.
No existe un solo tipo de virus que pueda generar la encefalitis, sino que hay varios de ellos que pueden desencadenar este cuadro. Los peor del caso es que la forma de contagio, también es muy variada, porque se puede transmitir por vía fecal- oral, por vía respiratoria y hasta por vía sexual.
Algunos de los virus más comunes que pueden producir encefalitis son:
- El virus del herpes que se trasmite de forma sexual y causa ampollas genitales.
- Arbovirus, el cual es trasmitido por mosquitos, como el virus del Nilo Occidental o encefalitis japonesa.
- Virus de la rabia, también puede ocasionar en el caso más grave encefalitis.
- El virus de la polio, también puede producir encefalitis sobre todo a los niños.
- En casos graves de hepatitis A, puede desencadenarse la inflamación del cerebro.
- Por último, aunque es poco frecuente, el VIH también puede causar encefalitis.
Aunque en la mayoría de los casos la encefalitis es una enfermedad que se puede curar sola, sin casi ningún tipo de tratamiento, es importante saber cómo prevenirla, porque en casos muy graves puede dejar secuelas como, pérdida de memoria, cambios mentales, alteraciones del comportamiento e incluso déficit en el movimiento.
La mejor forma de evitar esta enfermedad es realizando cambios sencillos en nuestros hábitos de salud, tales como:
- Bañarnos todos los días y lavarnos las manos.
- Usar preservativos durante las relaciones sexuales ocasionales.
- Ponerse las vacunas adecuadas para nuestra edad o cuando exista algún tipo de riesgo.
Protegernos contra las picaduras de mosquito.