¿Qué se sabe ya sobre este tema? Las máscaras faciales o respiradores (N95/KN95s) filtran eficazmente partículas del tamaño de un virus en entornos de laboratorio. La efectividad en el mundo real de los revestimientos faciales para prevenir la infección por SARS-CoV-2 no se ha estudiado ampliamente.
¿Qué añade este informe?
El uso constante de una máscara facial o un respirador en entornos públicos cerrados se asoció con menores probabilidades de un resultado positivo en la prueba de SARS-CoV-2 (odds ratio ajustado = 0,44). El uso de respiradores con mayor capacidad de filtración se asoció con la mayor protección, en comparación con el no uso de máscaras.
¿Cuáles son las implicaciones para la práctica de la salud pública?
Además de estar al día con las vacunas recomendadas contra el COVID-19, el uso constante de una máscara facial o un respirador cómodo y que se ajuste bien en entornos públicos cerrados protege contra la adquisición de la infección por SARS-CoV-2; un respirador ofrece la mejor protección.