Actúe por la salud ósea. Este es el lema elegido este año por la Fundación Internacional de la Osteoporosis (IOF, según sus siglas en inglés) para el Día Mundial de la Osteoporosis que se celebra el 20 de octubre. La entidad busca generar conciencia en torno a esta enfermedad que predispone a sufrir fracturas y que, en virtud del envejecimiento de la población, se encuentra en franco ascenso.
Uno de los principales obstáculos para su tratamiento es el subdiagnóstico que impide implementar los tratamientos disponibles para esta enfermedad que se caracteriza por la pérdida de masa ósea de los huesos y que predispone a sufrir fracturas. Uno de los datos clave de la actual campaña de la IOF es que el 80% de los adultos que se fracturan un hueso no se someten a pruebas ni reciben tratamiento para la osteoporosis.
La persona que sufre una fractura no piensa nunca en que puede deberse a la osteoporosis, sino que sencillamente piensa que es porque se trató de un golpe fuerte o porque se cayó. Por eso es necesario instalar la idea de que toda fractura después de los 50 años es por osteoporosis hasta que se demuestre lo contrario. Vale la pena porque la osteoporosis es una enfermedad de todo el esqueleto y tiene tratamiento eficaz.
El problema es que así, el paciente sigue su vida sin llegar a tener un diagnóstico y sin pensar que existe una posibilidad para mejorarse y evitar futuras fracturas. Sin diagnóstico y sin tratamiento, el riesgo de volver a sufrir una nueva fractura por osteoporosis es altísimo: es del 20% dentro del mismo año de la primera fractura. Pero ese riesgo se puede reducir con los tratamientos que tenemos en la actualidad. No hay ningún tratamiento que anule el 100% de las fracturas, pero sí bajan marcadamente el riesgo.
Quienes atienden las fracturas en las salas de emergencia no están aún enfocados en el diagnóstico clínico de osteoporosis. Sería fundamental que una vez pasada la urgencia se recomiende al paciente consultar para descartar osteoporosis. La capacitación médica en torno a la prevención de las fracturas por osteoporosis es una herramienta fundamental para su diagnóstico temprano y su tratamiento. Ante toda fractura que se produce en una persona mayor de 50 años de edad lo recomendable es consultar al médico, quien en función del análisis de la historia clínica y la realización de estos simples (radiografía, densitometría ósea y estudios de laboratorio) puede arribar rápidamente al diagnóstico de la osteoporosis.
Mantener una alimentación rica en calcio, realizar actividad física y evitar el cigarrillo son tres aspectos clave para lograr una buena salud de los huesos. Los estilos de vida sedentarios tampoco son aconsejables. Las personas que pasan mucho tiempo sentadas tienen un mayor riesgo de presentar osteoporosis. Cualquier ejercicio con pesas y actividades que promuevan el equilibrio y la buena postura son beneficiosos para los huesos. Sin embargo, caminar, correr, saltar, bailar y levantar pesas son ideales para prevenir este padecimiento. Los expertos además recomiendan no consumir licor en exceso y tampoco fumar, pues se ha demostrado que el consumo de tabaco debilita los huesos.
El calcio y la vitamina D son dos nutrientes imprescindibles en la alimentación de las personas mayores, pues ayudarán a prevenir la osteoporosis o al menos a que ésta no progrese, evitando así numerosas fracturas óseas. Las personas mayores precisan un aporte diario de calcio de 1.200 miligramos, en el caso de los hombres, y 1.300 miligramos, para las mujeres.
La función de la Vitamina D es permitir la fijación del calcio y se sintetiza en la piel al tomar el sol; de ahí que sea recomendable tomar el sol al menos unos 20 minutos diarios con el fin de garantizar que el calcio sea correctamente metabolizado y se fije a los huesos y se optimice la vitamina D aportada por frutas y vegetales.