Este 7 de abril, Día Mundial de la Salud, se celebra en condiciones que, quizás, no hayan existido anteriormente. Nos enfrentamos a una pandemia de efectos devastadores, con consecuencias aún más terribles para las poblaciones humildes y las personas en situación de vulnerabilidad.
Crece el número de países afectados por la COVID-19 y exponencialmente el de personas contagiadas por el mortal virus. Aumenta el número de fallecidos, particularmente en los grupos vulnerables. Sus efectos son notables universalmente, pero sus consecuencias serán más graves para los países en desarrollo, muchos de los cuales carecen de apropiados sistemas de salud. Las desigualdades económicas existentes se exacerban por la pandemia.
Ha quedado demostrado que el combate a la pandemia y la posibilidad real de vencerla, solamente puede alcanzarse con el trabajo y los esfuerzos conjuntos de todos. La lucha contra la COVID-19 es una responsabilidad colectiva y nuestras acciones nos definirán, tanto individual como colectivamente.
Ningún país podrá combatir esta pandemia sin la cooperación internacional y regional. La solidaridad tiene que vencer todas las barreras, ya sean de naturaleza geográfica, económica, política o ideológica.
La comunidad internacional reclama con carácter urgente eliminar todas las medidas coercitivas unilaterales adoptadas contra Cuba y otras naciones soberanas. Estas medidas que imponen enormes limitaciones económicas, limitan el comercio, las transacciones financieras, impactan directamente en el sector de la salud y socaban la capacidad y los esfuerzos de los países afectados para responder eficientemente a la pandemia.
Es el momento de la solidaridad, no de la exclusión.
Hoy encomiamos y reconocemos profundamente la labor de médicos, enfermeros, científicos y trabajadores de la salud en todas las latitudes, quienes poco a poco y con tesón, van arrancando pedazos a la muerte.
Entre esos valientes presentes por la geografía universal se encuentran, en primera línea, miles de cooperantes cubanos de la salud, verdaderos héroes de batas blancas. A pesar de las angustias, carencias y limitaciones impuestas por un bloqueo genocida que dura ya casi 60 años, ellos han estado y siempre estarán listos para dar la batalla por la vida en Cuba o en cualquier lugar donde sea necesario, cualesquiera fueren las circunstancias.
La Asociación Cubana de las Naciones Unidas saluda y felicita a quiénes, valientemente y de manera desinteresada, combaten por la vida, arriesgando a cada minuto la suya propia, llenando de sentido aquella afirmación del Comandante Ernesto “Che” Guevara, de que “Vale más la vida de un solo ser humano, que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra”.
La Habana, 7 de abril de 2020