La población mundial alcanzó los 7 000 millones en el año 2011. Su crecimiento acelerado puede verse fácilmente si comparamos esta cifra con los 2,5 millones de personas registradas en 1950. Este gran aumento en el número de habitantes del planeta conlleva grandes retos y oportunidades, y afecta a la sostenibilidad, el urbanismo, el acceso a los servicios de salud y el empoderamiento de los jóvenes.
De esos 7 000 millones, 1 800 son menores de 30 años, que son los que definen las realidades sociales y económicas, desafían las normas y los valores, y sientan las bases del futuro.
Sin embargo, muchos de ellos siguen luchando contra la pobreza, las desigualdades y las violaciones de los derechos humanos que les impiden desarrollar su potencial colectivo y personal.
La propuesta de observar el Día Mundial de la Población partió del Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1989 con el fin de celebrar el arribo el 11 de julio de 1987 del «Día de los cinco mil millones».
Este año, que la celebración se centra en el reconocimiento de la planificación familiar como derecho humano, se cumplen 50 años de la Conferencia Internacional de Derechos Humanos de 1968, cuando la planificación familiar fue reconocida mundialmente, por primera vez, como un derecho humano al declarar que “Los padres tienen el derecho humano básico de determinar libremente el número de sus hijos y los intervalos entre los nacimientos”.
Tras esta declaración los hombres y las mujeres tienen el derecho de elegir la frecuencia con la que quieren tener hijos, o incluso renunciar a tenerlos. Todo individuo tiene derecho a determinar la dirección y el alcance de su futuro.
Nueve estándares para ejercer el derecho humano a la planificación familiar.
- Sin discriminación: La información y los servicios de planificación familiar no deben restringirse por motivos de raza, sexo, idioma, religión, afiliación política, origen nacional, edad, situación económica, lugar de residencia, discapacidad o estado civil.
- Disponibilidad: La información y los métodos anticonceptivos deben estar disponibles en cantidad y variedad suficiente para todos.
- Accesibilidad: Los países deben garantizar que los productos y servicios de planificación familiar sean accesibles físicamente y asequibles para todos.
- Aceptabilidad: La información y servicios de métodos anticonceptivos deben proporcionarse de manera digna, respetando tanto la ética médica moderna como la cultura de las personas que reciben atención.
- Calidad: La información sobre planificación familiar debe comunicarse claramente y ser científicamente precisa.
- Toma de decisiones: La asesoría integral en materia de reproducción permite que cada persona tome decisiones con la información necesaria, de forma independiente, sin presiones, coerción o tergiversación y rechaza opciones inapropiadas.
- Privacidad y confidencialidad: Todas las personas deben disfrutar del derecho a la privacidad cuando buscan información y servicios de planificación familiar.
- Participación: Los países tienen la obligación de garantizar la participación activa e informada de las personas en las decisiones que los afectan, incluidos los problemas de salud.
- Responsabilidad: Los sistemas de salud, los sistemas educativos, los líderes y los legisladores son responsables de los esfuerzos para hacer realidad el derecho humano a la planificación familiar.
Fuente: Fondo de Población de las Naciones Unidas