Artículo publicado por la MSc. Miriam Musle Lavalle, jefa del Grupo Provincial de Psicología de Santiago de Cuba en el periódico Sierra Maestra el 1º de mayo de 2020.
Estamos viviendo momentos extremos ante la presencia del COVID-19. El Estado y Gobierno, unidos al Ministerio de Salud Pública, han indicado una serie de medidas a fin de contener la marcha acelerada de esta pandemia en Cuba, las que por supuesto hacen que tengamos que modificar estilos de vida que rompen con la dinámica mantenida en los diferentes núcleos familiares.
Una de estas, y quizás la más importante, es el DISTANCIAMIENTO SOCIAL cuyo lema es “QUEDATE EN CASA”.
¿Qué implica quedarse en casa?: sencillamente salir de casa solo por situaciones precisas y necesarias y buscar un disfrute familiar creando maneras de hacer más llevaderas en estos momentos generadores de tensión y estrés para muchos.
¿Qué ocurre en el hogar con la presencia de niños y adolescentes?¿Qué ocurre en casa con ese niño inquieto que provoca expresiones tales como: “No sé qué hacer, me tiene loca” o “Cuando comenzará la escuela”.
Es importante que sepamos que el movimiento en los niños resulta vital como forma de relacionarse con el mundo. Es normal que se muevan constantemente, aunque en muchas ocasiones esta actividad no es comprendida por los adultos y llega a desesperar a padres y familiares, haciendo que la convivencia sea (según expresiones de muchos) ”un suplicio.”
¿Qué hacer entonces? Pues aquí algunas recomendaciones:
Crea o utiliza juegos donde participen miembros de la familia, mamá, papá, hermanos etc. Esto permite un momento de intercambio familiar productivo en tanto que da la posibilidad de evaluar impulsos, reacciones emocionales como risa, ira, llanto, etc. ante la frustración. Los muñes son entretenidos y mantienen la atención en la gran mayoría de niños mayores y menores. Siempre ten algo para mantenerlos motivados
Es magnífico el ejercicio físico guiados por la TV o por un miembro del hogar capaz de estimular y mantener la motivación, así su cuerpo y mente se mantendrán sanos y la de los miembros que participan también.
Los pequeños y mayorcitos pueden dibujar, esto no solo entretiene y centra su atención sino que proyecta necesidades y estados de ánimo en función del color, la fuerza y el dibujo en sí. Pregúntale a tus niños el porqué es de esta u otra manera, será interesante para ti. Si puedes dar una respuesta a sus expresiones hazlo. Aprovecha para conocer qué los calma y que los excita. Recuerda que el juego y el dibujo reflejan el ambiente en el que se mueven así como sus afectos.
Las niñas pueden aprender sencillos platos con abuelas, tías u otros adultos; el tejido es lindo y desarrolla la creatividad y motricidad fina; el coser o bordar son actividades hogareñas casi perdidas, son educativas y contribuyen a calmar la ansiedad e irritabilidad que genera el encierro. Los varones pueden además aprender y ayudar a sus papas en labores agradables para ellos.
Entablar una conversación amena y sin críticas con tus menores, de seguro lograrás una mejor comprensión de las cosas en tu niño o niña, puede ser en la cena, merienda…simplemente solo busca el momento adecuado.
Háblales de tu niñez, tu adolescencia, de sus abuelos…así te conocerán más y tendrás más valor para ellos.
Dales amor y cariño que, la mayor parte de las veces, está limitado por las presiones de la vida cotidiana.
Aprovecha para que conozcas más de sus necesidades, miedos, conflictos y puedas brindarles apoyo y seguridad.
Compartir el momento del dormir con un cuento o un pequeño canto, un chiste, una noticia de actualidad… Así su sueño será más sano y tranquilo.
Intercambia sobre informaciones equivocas llegadas por las redes sociales sobre nuestra situación actual, te darás cuenta de cuánto lo ayudas a ser más estables, más centrados, más sensibles ante lo que les rodea…son pequeños detalles que contribuyen a su seguridad.
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